lunes, 3 de febrero de 2014

LECTIO DIVINA Luz de un mundo en tinieblas


INVOCATIO: Dios mío, crea en mí un corazón puro.

 

LECTIO: Mal 3,1-4. El Señor envía a su  mensajero para que prepare el camino delante de él. Y en seguida entrará en el Templo el Señor. Sal 23,7-10. El rey de la gloria es el Señor de los ejércitos Heb 2,14-18. Jesús, por estar sometido a la prueba y el sufrimiento, puede ayudar a quienes están sometidos a la prueba. Lc 2,22-40. Jesús es presentado el templo para cumplir la ley del Señor.

 

MEDITATIO: Dos fiestas se mezclan hoy, la purificación de María y la presentación de Jesús, en el templo. La ley de Moisés preveía que la mujer al dar a luz un varón cumpliera 33 días de purificación y presentara un palomino o una tórtola para la expiación o un cordero de un año para el holocausto. El 2 de febrero se cumplen 40 días después de Navidad. La ley preveía también, que se ofreciera todo primogénito al Señor, dador de toda vida. Ya Malaquías había profetizado que el Señor entraría en el templo para purificar como el fuego del fundidor o como la lejía del batanero a los hijos de Leví. Pero el carácter frío y cumplidor de una simple ley oblativa o profiláctica, queda muy relegado cuando el acento se pone en las palabras de Simeón ante el Niño Jesús. El Hijo de María es presentado como la luz de todas las naciones y gloria de Israel. Por esta razón en la tradición cristiana es fiesta de la Candelaria, la virgen de las candelas que trae al templo no a cualquier niño, sino la Luz del mundo. Más tarde Jesús dirá: “Yo soy la luz del mundo y el que viene a mí no camina en tinieblas”; “Uds. son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad en lo alto de un monte…” En conclusión, la presentación de Jesús como luz del mundo, confiere a esta fiesta el sentido de consagrar al Señor la belleza inmaculada de todos los dones recibidos, la vida, la libertad, la inteligencia y toda habilidad. De Dios se recibe y a Dios vuelve toda existencia sobre la tierra. La consagración tiene el propósito de declarar sagrado todo lo que de manos sagradas vino y de devolver la propiedad exclusiva y total al Dueño y Señor de la vida y de la historia. Cristo al iluminar el mundo lo consagra al padre y los consagrados al reflejar la luz de Cristo dan testimonio del estilo propio quienes siguen los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia. La consagración en amplio sentido es la de todo creyente bien nacido, consciente de seguir, en distinto grado, un patrón de conducta iluminado por el Señor Jesús, pobre como el que más, obediente hasta la muerte de cruz, y célibe por el Reino de los cielos. No se trata de establecer una sociedad secreta de “illuminati”, que tanto daño hicieron al mundo y a la cristiandad, sino de hacerse repetidores y reflectores de la Luz que vino al mundo. Se ilumina el mundo no con el dinero corrupto, no con las ideologías políticas, no con las buenas vibras del espiritismo, no con la fama y el poder subversivo, sino con la conducta del Cristo desprendido y pobre, obediente y sumiso, casto y servicial sin acepción de personas.

 

ORATIO: De una Virgen hermosa celos tiene el sol, porque vio en sus brazos otro Sol mayor. Viene ya la candelaria vestida de Sol y con la luna bajo sus pies. Viene a proyectar la Luz del amor, de la justicia y de la paz. Luz que ilumina las tinieblas del mundo, del error y del pecado. Ven Virgen pura y condúceme hacia la Luz.

 

CONTEMPLATIO:  Luz de un mundo en tinieblas

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ACTIO: Ejercicio. Todo seguidor de Cristo, todo cristiano está llamado a ser luz del mundo. Iluminar con la excelencia de la educación, la catequesis, la instrucción de la fe. Iluminar con la generosidad caritativa en organizaciones eclesiales y de beneficencia. Iluminar con el buen ejemplo de rectitud en el cumplimiento de la ley civil y en el uso digno del lenguaje. El pago de las deudas y de los impuestos, el cumplimiento de las leyes de tráfico, del trabajo, de la escuela. Iluminar en el estilo de Cristo pobre, obediente y puro.

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