miércoles, 16 de diciembre de 2015

GAUDETE

DOMINGO "GAUDETE" TERCERO DE ADVIENTO ESTACIÓN DE SAN PEDRO DEL VATICANO /  DOMINICA TERTIA ADVENTUS STATIO AD S. PETRUM. 13 DICIEMBRE 2015 / / Die 13 Decembris.

"El Señor está cerca". He aquí el anuncio que nos hace hoy la Iglesia, he aquí por qué nos incita hoy a la alegría y por qué se viste Ella misma hoy de fiesta, con ornamentos rosados,  con flores en los altares, con acordes del órgano.  Está la Iglesia impaciente por recibir al Señor, y nos contagia a nosotros de esta santa ansiedad. ¡El Señor está cerca! Más aun: "Entre nosotros está Uno a quien muchos no conocen". Esta queja amarga del Bautista  desgraciadamente es también hoy verdadera. ¡Un año más llamará a nuestras puertas el que puede remediar nuestras necesidades. Y muchos estarán dormidos!
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El carácter propio de la Liturgia de esta domínica es el gozo en el Salvador, el entusiasmo por él. Introito y epístola: "Vivid siempre alegres en el señor: vivid alegres, repito.” (Nota el canto del órgano y la mayor solemnidad de este día). La Iglesia nos indica las siguientes intenciones, que confluyen, no obstante esto, en una intención central de que nos gocemos en Cristo: ¡El señor está cerca!
Debemos alegrarnos en el Salvador. No hay mayor causa de alegría que Jesús, como se ve por la Biblia, en el gozo de los antiguos padres, de los profetas, de David, Isaías. En el gozo de la Magdalena, de San Juan, de San Pedro, después de la conversión. Debemos alegrarnos en su religión. El Salvador viene también a nosotros con los dogmas de su fe, por sus mandamientos y por sus sacramentos. La misma fe es una alegre declaración sobre lo más sublime y grande que hay; propone a nuestra consideración la eterna felicidad del cielo y los caminos que él conducen con toda seguridad, infaliblemente. Los mandamientos de Cristo no son sólo carga, sino también alegría y gozo, pues son verdaderos beneficios. El vencimiento propio por cumplir los preceptos, nos fortifica y es causa de nuevos gozos.
Cristo está más cerca en el Adviento, en el cual la memoria de Cristo se aviva, y sus gracias se aumentan. ¿Cuál ha sido la finalidad del Adviento hasta hoy? Acercarnos a Cristo. ¿Qué se propone en lo que falta? ¡Acercarnos todavía más a Cristo!

Cristo se acerca sobre todo a nosotros, por la vida cristiana. “Estamos más cerca de nuestra salud, cuando recibimos la fe”, nos dijo la Iglesia en la Epístola del primer domingo. La salud, el Salvador, y está más cerca de nosotros que cuando empezamos a creer, cuando empezamos a vivir la vida cristiana, en la niñez o después de las conversión, La salud del Redentor se nos aproxima por todo aumento de gracia, pero también se acerca la salud eterna, y el día de la muerte y el juicio. ¿Pensamos en esto? ¿Procuramos acercarnos a Cristo? Esto depende de si tenemos, en medio del corazón, a nuestro soberbio yo, o a Cristo. Nuestra modestia, que es la médula de la moralidad, se ha de mostrar con todo, compenetrarse con todos nuestros actos.
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- TEXTOS DE LA SANTA MISA: DOMINICA TERTIA ADVENTUS STATIO AD S. PETRUM. Semidoble de 2ª clase - Ornamentos morados.

- ANT. AD INTROITUM. Phil. 4, 4-6
Gaudéte in Dómino semper : íterum dico, gaudéte. Modéstia vestra nota sit ómnibus homínibus : Dóminus enim prope est. Nihil sollíciti sitis : sed in omni oratióne petitiónes vestræ innotéscant apud Deum.
Ps. 84, 2
Benedixísti, Dómine, terram tuam : avertísti captivitátem Iacob.
V/.Glória Patri.

Introito. Fil. 4.4-6; Salm.84-2.-  Gozaos siempre en el Señor; otra vez digo, gozaos. Vuestra modestia sea patente a todos los hombres. El Señor está cerca. No tengáis solicitud de cosa alguna; mas en toda circunstancia, por la oración, manifestad vuestras peticiones a Dios. S. Bendijiste, Señor, a tu tierra; apartaste la cautividad de Jacob. V/. Gloria.

- ORATIO.
Aurem tuam, quǽsumus, Dómine, précibus nostris accómmoda : et mentis nostræ ténebras, grátia tuæ visitatiónis illústra : Qui vivis.

Colecta.-  Te rogamos, Señor, apliques tu oído a nuestras súplicas, e ilumines las tinieblas de nuestra inteligencia con la gracia de tu visita. Tú que vives

- LECTIO Epístolæ beáti Páuli Apóstoli ad Philippénses Philipp. 4, 4–7
Fratres : Gaudéte in Dómino semper : íterum dico, gaudéte. Modéstia vestra nota sit ómnibus homínibus : Dóminus prope est. Nihil sollíciti sitis : sed in omni oratióne et obsecratióne, cum gratiárum actióne, petitiónes vestræ innotéscant apud Deum. Et pax Dei, quæ exsúperat omnem sensum, custódiat corda vestra et intellegéntias vestras, in Christo Iesu, Dómino nostro.
AUDIO Epístola: http://www.fsspolgs.org/audio/3rd_Sunday_%20Advent_Epistle.mp3

Epístola. Fil. 4.4-7.- 
Hermanos: Gozaos siempre en el Señor; otra vez digo, gozaos. Vuestra modestia sea manifiesta a todos los hombres. El Señor está cerca. No andéis solícitos de cosa  alguna; mas en toda circunstancia por la oración y ruegos, con hacinamiento de gracias, manifestad vuestras peticiones a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepuja a todo pensamiento, guarde vuestros corazones e inteligencias, en .nuestro Señor Jesucristo.

- GRADUALE. Ps. 79, 2, 3 et 2
Qui sedes, Dómine, super Chérubim, éxcita poténtiam tuam, et veni.
V/. Qui regis Israël, inténde : qui dedúcis, velut ovem, Ioseph.

Gradual. Salm. 79.2-3.-  Tú, Señor, que estás sentado sobre los Querubines, excita tu poder, y ven. V/. Tú, que gobiernas a Israel, atiende; tú, que guías a José como a una ovejuela.

Allelúia, allelúia. V/. Excita, Dómine, potentiam tuam, et veni, ut salvos fácias nos. Allelúia.

Aleluya. Salm. 79.3.-  Aleluya, aleluya. V/. Despierta, Señor, tu poder, y ven para que nos salves. Aleluya.

+ SEQUÉNTIA SANCTI EVANGÉLII secundum Joánnem. Ioann, I, 19–28
In illo tempore : Misérunt Iudǽi ab Ierosólymis sacerdótes et levítas ad Ioánnem, ut interrogárent eum : Tu quis es ? Et conféssus est, et non negávit : et conféssus est : Quia non sum ego Christus. Et interrogavérunt eum : Quid ergo ? Elías es tu ? Et dixit : Non sum. Prophéta es tu ? Et respondit : Non. Dixérunt ergo ei : Quis es, ut respónsum demus his, qui misérunt nos ? Quid dicis de te ipso ? Ait : Ego vox clamántis in desérto : Dirígite viam Dómini, sicut dixit Isaías Prophéta. Et qui missi fúerant, erant ex pharisǽis. Et interrogavérunt eum, et dixérunt ei : Quid ergo baptízas, si tu non es Christus, neque Elías, neque Prophéta ? Respóndit eis Ioánnes, dicens : Ego baptízo in aqua : médius autem vestrum stetit, quem vos nescítis. Ipse est, qui post me ventúrus est, qui ante me factus est : cuius ego non sum dignus ut solvam eius corrígiam calceaménti. Hæc in Bethánia facta sunt trans Iordánem, ubi erat Ioánnes baptízans.
AUDIO Eevangelio: 

Evangelio. Juan 1.19-28.-  En la espera ansiosa del Mesías, todos quieren cubrirle. Juan tiene que luchar para no pasar por Cristo. Fue ésta para él una ocasión de revelar a las muchedumbres al Mesías que desconocían y de apartarlas de si para enviarlas tras él. En aquel tiempo, los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan para que le preguntaran: «¿Tú quién eres?».  Él confesó y no negó; confesó: «Yo no soy el Mesías».  Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?». Él dijo: «No lo soy». «¿Eres tú el Profeta?». Respondió: «No». Y le dijeron: «¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?».  Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías».  Entre los enviados había fariseos  y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?».  Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».  Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando. 

- Credo

- ANT. AD OFFERTORIUM. Ps. 84, 2.
Benedixísti, Dómine, terram tuam : avertísti captivitátem Iacob : remisísti iniquitatem plebis tuæ.

Ofertorio. Salm. 84.2-3.-  Bendijiste, Señor, a tu tierra; pusiste fin a la cautividad de Jacob; perdonaste la maldad de tu pueblo.

- SECRETA.
Devotiónis nostræ tibi, quǽsumus, Dómine, hóstia iúgiter immolétur : quæ et sacri péragat institúta mystérii, et salutáre tuum in nobis mirabíliter operétur. Per Dóminum.

Secreta.-  Que sin cesar, Señor, os sea ofrecido el sacrificio de nuestra religión, a fin de que produzca el efecto para el que fue instituido y obre maravillosamente en nosotros tu salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.

- PRÆFATIO DE SANCTISSIMA TRINITATE:

 Vere dignum et justum ets aequum et salutare, nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Qui cumm unigenito  Filio tuo, et Spiritu Sancto, unus es Deus, unus es Dominus: non in unius singularitate personae, sed in unius Trinitate substantiae. Quod enim de tua gloria, revelante te, credimus, hoc de Filio tuo, hoc de Spiritu Sancto, sine differentia discretionis sentimus. Ut in confessione verae, sempiternaeque Deitatis, et in personis Proprietas, et in essentia unitas, et in majestate adoretur aequalitas. Quam laudat Angeli atque Arcangeli, Cherubim quoque ac Sraphim: qui non cessant clamare quotidie, una voce dicentes: Sanctus, Sanctus, Sanctus...

Prefacio de la Santísima Trinidad.-  En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz. Santo...

-( In aliquibus diœcesibus ) PRÆFATIO DE ADVENTU.

Præfatio de Adventu. Vere dignum et iustum est,  ǽquum et salutáre, 
nos tibi semper et ubíque grátias ágere : Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus : per Christum Dóminum nostrum. Quem pérdito hóminum géneri, Salvatórem miséricors et fidélis promisísti : cuius véritas instruéret ínscios, sánctitas iustificáret ímpios, virtus adiuváret infírmos. Dum ergo prope est ut véniat quem missúrus es, et dies affúlget liberatiónis nostræ, in hac promissiónum tuárum fide piis gáudiis exsultámus. Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia cæléstis exércitus, hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine dicéntes.

Prefacio de Adviento-Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar, Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios, por Jesucristo nuestro Señor; él es, Dios misericordioso y fiel, el Salvador que habías prometido al género humano perdido por  el pecado, para que la Verdad instruyese a los ignorantes, la Santidad justificara a los impíos, la Fortaleza ayudase a los débiles. Mientras está cerca aquel a quién tú nos envías, -ya  viene-, y el día de nuestra liberación ya brilla, llenos de confianza en tus promesas, nos llenamos de piadosos gozos.Y por eso, con los Ánge-les y los Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, y con toda la milicia del ejército celestial, entonamos a tu gloria un himno, diciendo sin cesar: 
O en su defecto,  

- ANT. AD COMMUNIONEM. Is. 35, 4.
Dícite : pusillánimes, confortámini et nolíte timére : ecce, Deus noster véniet et salvábit nos.

Comunión. Is. 35.4.- Decid a los pusilánimes: Animaos, y no temáis; mirad que viene nuestro Dios, y nos salvará.

- POSTCOMMUNIO.
Implorámus, Dómine, cleméntiam tuam : ut hæc divína subsídia, a vítiis expiátos, ad festa ventúra nos prǽparent. Per Dóminum.

Poscomunión.- Imploramos, Señor, tu clemencia para que estos divinos auxilios, al purificarnos de los pecados nos dispongan para las fiestas venideras. Por nuestro Señor...
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--- FOLLETO TEXTOS MISA COMPLETA BILINGÜE PDF: https://dl.dropboxusercontent.com/u/14166184/dominica_3.pdf

--- PARTITURAS Y GRABACIONES DE LOS PROPIOS Hebdomada tertia adventus Dominica: http://www.christusrex.org/www2/cantgreg/missa_h3adv.html 

--- SERMONES DE SAN ANTONIO DE PADUA DOMINGO III DE ADVIENTO: http://www.santaclaradeestella.es/BIBLIOTECA/MISTICOS/Sermones_de_san_Antonio.htm#DOMINGO_III_DE_ADVIENTO_
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--- REFLEXION TEXTOS: “Ya está el Reino de Dios en medio de vosotros”

“Gaudete in Domino semper”, “Estad siempre alegres en el Señor” (Flp 4, 4). Con estas palabras de san Pablo se inicia la Santa Misa del III domingo de Adviento (Domingo de Gaudete). El Apóstol exhorta a los cristianos a alegrarse porque la venida del Señor es segura y no tardará. San Pablo está hablando de su segunda venida gloriosa pero la iglesia acoge esta invitación mientras se prepara para celebrar la Navidad (Or. Colecta).

La razón profunda de la alegría de que hoy nos habla la Liturgia es que en Cristo se cumplió el tiempo de la espera y Dios realizó finalmente la salvación que había anunciado a nuestros primeros padres después del pecado original, cuando les prometió “un Salvador (el Mesías), que había de venir a librar al género humano de la servidumbre del demonio y del pecado y a merecerles la gloria. Esta promesa la fue Dios repitiendo en lo sucesivo otras muchas veces a los Patriarcas y, por medio de los Profetas, al pueblo hebreo” (Catecismo de San Pío X).

«El Señor está cerca». Escuchamos a lo largo del Adviento. Por eso invita el Apóstol San Pablo a los cristianos: «Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres» (Introito y Epístola). Ante esta noticia la Iglesia alivia el espíritu de penitencia característico del Adviento e invita a sus hijos a la alegría espiritual. El color rosa de los ornamentos litúrgicos es un anticipo de la alegría de Navidad.  Y la oración colecta nos sitúa en ese horizonte al referirnos a la gracia de su visita.

«En medio de vosotros está uno, a quien no conocéis», dijo San Juan Bautista (Jn 1,6-8.19-28).

PRESENTE en todo el universo, que Él sostiene, después de haberlo creado… PRESENTE en la Iglesia, que rige, después de haberla instruido… PRESENTE en la divina Eucaristía, donde ha querido quedarse, hasta la consumación de los siglos… PRESENTE en cada uno de nosotros, que vivimos de su propia vida por la gracia santificante, por lo que nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo…

DESCONOCIDO, no ya de los infieles y herejes, sino de los mismos cristianos. DESCONOCIDO de muchos, que solamente son cristianos por el santo Bautismo que recibieron, sin que jamás les haya hablado nadie de Dios y de la religión. DESCONOCIDO de una gran multitud de cristianos, tan preocupados y seguidores de las vanidades y placeres del mundo, que no hay entrada para Dios en ningún acto de su vida; ni hablan nunca de Él en sus conversaciones; ni ocupa jamás su pensamiento: para ellos Dios es un forastero, y si por alguna pena o contrariedad se vuelven hacia Él, en seguida le olvidan.

Es, pues, evidente que la indiferencia en religión proviene de este desconocimiento de Dios y de su Ley. Las causas son notorias: no escuchar la palabra de Dios, no frecuentar los sacramentos, y no comunicarse con Él en la oración. Si no se ponen estos medios, nunca será Dios conocido, ni amado, ni servido.

Nosotros, que tenemos la dicha de conocerle mejor, procuremos compensar el olvido y la indiferencia en que le tienen tantos y tantos, sirviéndole y amándole con más perfección. Pensemos que tenemos a Dios siempre presente, y esto será:

1)  Un estimulo para nuestra santificación, pues si pensamos en que está con nosotros, ¡qué modestia habrá en nuestros actos! ¡Qué caridad en nuestras conversaciones! ¡Qué recogimiento en nuestros pensamientos! ¡Qué fervor y atención en nuestras oraciones! ¡Qué cuidado en el cumplimiento de nuestras obligaciones! ¡Qué perfección en todas nuestras obras!

2)  Un consuelo en todas nuestras penas y en todas nuestras luchas. ¡Con qué valor resistiríamos las tentaciones! ¡Con qué resignación sufriríamos las penalidades! ¡Con qué paciencia soportaríamos las humillaciones y las contradicciones!

A la Virgen María, a su intercesión y a sus méritos, nos acogemos para que preparare nuestras almas para recibir al Señor que llega en este Adviento y en su venida definitiva al final de los tiempos.

lunes, 14 de diciembre de 2015

San Juan de la Cruz

Lectura Patrística
Conocimiento del misterio escondido en Cristo Jesús

San Juan de la Cruz, presbítero
Del Cántico espiritual (Canciones 37 4 y 36,13, declaración)
Por más misterios y maravillas que han descubierto lo santos doctores y entendido las santas almas en este estado de vida, les quedó todo lo más por decir y aun por entender, y así hay mucho que ahondar en Cristo, porque es como una abundante mina con muchos senos de tesoros, que, por más que ahonden, nunca les hallan fin ni término, antes van hallando en cada seno nuevas venas de nuevas riquezas acá y allá. 
Que, por eso, dijo san Pablo del mismo Cristo, diciendo: En Cristo moran todos los tesoros y sabiduría escondidos. En los cuales el alma no puede entrar ni llegar a ellos, si, como habemos dicho, no pasa primero por la estrechura del padecer interior y exterior a la divina Sabiduría. 
Porque, aun a lo que en esta vida se puede alcanzar de estos misterios de Cristo, no se puede llegar sin haber padecido mucho y recibido muchas mercedes intelectuales y sensitivas de Dios, y habiendo precedido mucho ejercicio espiritual, porque todas estas mercedes son más bajas que la sabiduría de los misterios de Cristo, porque todas son como disposiciones para venir, ella. 
¡Oh, si se acabase ya de entender cómo no se puede llegar a la «espesura» y sabiduría de «las riquezas de Dios», que son de muchas maneras, si no es entrando en la «espesura del padecer» de muchas maneras, poniendo en eso el alma su consolación y deseo! ¡Y cómo el alma que de veras desea sabiduría divina desea primero el padecer para entrar en ella, en la «espesura de la cruz»! 
Que, por eso, san Pablo amonestaba a los de Éfeso que no desfalleciesen en las tribulaciones, que estuviesen bien fuertes y arraigados en la caridad, para que pudiesen comprender, con todos los santos, qué cosa sea la anchura y la longura y la altura y la profundidad, y para saber también la supereminente caridad de la ciencia de Cristo, para ser llenos de todo henchimiento de Dios. 
Porque, para entrar en estas riquezas de su sabiduría, la puerta es la cruz, que es angosta. Y desear entrar por ella es de pocos; mas desear los deleites a que se viene por ella es de muchos.
R/. Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.
V/. Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu.
R/. Lo que Dios ha preparado para los que lo aman.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Lectura Patristica

Lectura Patrística
Eva y María

San Ireneo
Contra los herejes 5,19,1; 20,2; 21,1
El Señor vino y se manifestó en una verdadera condición humana que lo sostenía, siendo a su vez ésta su humanidad sostenida por él, y, mediante la obediencia del árbol de la cruz, llevó a cabo la expiación de la desobediencia cometida en otro árbol, al mismo tiempo que liquidaba las consecuencias de aquella seducción con la que había sido vilmente engañada la virgen Eva, ya destinada a un hombre, gracias a la verdad que el ángel evangelizó a la Virgen María, prometida también a un hombre. 
Pues de la misma manera que Eva, seducida por las palabras del diablo, se apartó de Dios, desobedeciendo su mandato, así María fue evangelizada por las palabras del ángel, para llevar a Dios en su seno, gracias a la obediencia a su palabra. Y si aquélla se dejó seducir para desobedecer a Dios, ésta se dejó persuadir a obedecerle con lo que la Virgen María se convirtió en abogada de la virgen Eva. 
Así, al recapitular todas las cosas, Cristo fue constituido cabeza, pues declaró la guerra a nuestro enemigo, derrotó al que en un principio, por medio de Adán, nos había hecho prisioneros, y quebrantó su cabeza, como encontramos dicho por Dios a la serpiente en el Génesis: Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza, cuando tú la hieras en el talón. 
Con estas palabras, se proclama de antemano que aquel que había de nacer de una doncella y ser semejante a Adán habría de quebrantar la cabeza de la serpiente. Y esta descendencia es aquella misma de la que habla el Apóstol en su carta a los Gálatas: La ley se añadió hasta que llegara el descendiente beneficiario de la promesa. 
Y lo expresa aún con más claridad en otro lugar de la misma carta, cuando dice: Pero cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer. Pues el enemigo no hubiese sido derrotado con justicia si su vencedor no hubiese sido un hombre nacido de mujer. Ya que por una mujer el enemigo había dominado desde el principio al hombre, poniéndose en contra de él. 
Por esta razón el mismo Señor se confiesa Hijo del hombre, y recapitula en sí mismo a aquel hombre primordial del que se hizo aquella forma de mujer: para que así como nuestra raza descendió a la muerte a causa de un hombre vencido, ascendamos del mismo modo a la vida gracias a un hombre vencedor.
R/. El ángel Gabriel fue enviado a la Virgen María, desposada con José, para anunciarle el mensaje; y la Virgen se asustó del resplandor. No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz, y se llamará Hijo del Altísimo.
V/. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre.
R/. Concebirás y darás a luz, y se llamará Hijo del Altísimo.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Lectura Patristica

Lectura Patrística
¡Ay del alma en la que no habita Cristo!

San Macario
Homilías atribuidas 28
Así como en otro tiempo Dios, irritado contra los judíos, entregó a Jerusalén a la afrenta de sus enemigos, y sus adversarios los sometieron, de modo que ya no quedaron en ella ni fiestas ni sacrificios, así también ahora, airado contra el alma que quebranta sus mandatos, la entrega en poder de los mismos enemigos que la han seducido hasta afearla. 
Y, del mismo modo que una casa, si no habita en ella su dueño, se cubre de tinieblas, de ignominia y de afrenta, y se llena de suciedad y de inmundicia, así también el alma, privada de su Señor y de la presencia gozosa de sus ángeles, se llena de las tinieblas del pecado, de la fealdad de las pasiones y de toda clase de ignominia. 
¡Ay del camino por el que nadie transita y en el que no se oye ninguna voz humana!, porque se convierte en asilo de animales. ¡Ay del alma por la que no transita el Señor ni ahuyenta de ella con su voz a las bestias espirituales de la maldad! ¡Ay de la casa en la que no habita su dueño! ¡Ay de la tierra privada de colono que la cultive! ¡Ay de la nave privada de piloto!, porque, embestida por las olas y tempestades del mar, acaba por naufragar. ¡Ay del alma que no lleva en sí al verdadero piloto, Cristo!, porque, puesta en un despiadado mar de tinieblas, sacudida por las olas de sus pasiones y embestida por los espíritus malignos como por una tempestad invernal terminará en el naufragio. 
¡Ay del alma privada del cultivo diligente de Cristo que es quien le hace producir los buenos frutos del Espíritu!, porque, hallándose abandonada, llena de espinos y de abrojos, en vez de producir fruto, acaba en la hoguera. ¡Ay del alma en la que no habita Cristo, su Señor!, porque, al hallarse abandonada y llena de la fetidez de sus pasiones, se convierte en hospedaje de todos los vicios. 
Del mismo modo que el colono, cuando se dispone cultivar la tierra, necesita los instrumentos y vestiduras apropiadas, así también Cristo, el rey celestial y verdadero agricultor, al venir a la humanidad desolada por pecado, habiéndose revestido de un cuerpo humano y llevando como instrumento la cruz, cultivó el alma abandonada, arrancó de ella los espinos y abrojos de los malos espíritus, quitó la cizaña del pecado y arrojó al fuego toda la hierba mala; y, habiéndola así trabajado incansablemente con el madero de la cruz, plantó en ella el huerto hermosísimo del Espíritu, huerto que produce para Dios, su Señor, un fruto suavísimo y gratísimo.
R/. Yo soy la verdadera vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.
V/. Como el Padre me ha amado, así os he amado yo.
R/. El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Lectura breve

Lectura
2Co 1,3-5
¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios del consuelo! Él nos alienta en nuestras luchas hasta el punto de poder nosotros alentar a los demás en cualquier lucha, repartiendo con ellos el ánimo que nosotros recibimos de Dios. Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, gracias a Cristo rebosa en proporción nuestro ánimo.
V/. El Señor es mi fuerza y mi energía.
R/. El Señor es mi fuerza y mi energía.
V/. Él es mi salvación.
R/. Y mi energía.
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/. El Señor es mi fuerza y mi energía.

lunes, 19 de octubre de 2015

Escúchanos!!!! 📻

ESCÚCHANOS directamente en TU MURO. Iniciamos con el Rezo del Santo Rosario a las 6:30 am.
Celebración Eucarística a las 7 am. 
Al terminar Laudes. 
Además 
Música católica, programas de formación, la Santa Misa a las 6 de la tarde y mucho más. Haz click aqui... 
http://m.actiweb.es/lavozdesanandres1041/servicios.html

sábado, 26 de septiembre de 2015

Lectura Patristica

Lectura Patrística
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios

San Hilario
Tratado sobre los salmos 64,14-15
La acequia de Dios va llena de agua, preparas los trigales.No hay duda de qué acequia se trata, pues dice el salmista: El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios. Y el mismo Señor dice en los evangelios: El que beba del agua que yo le daré, de sus entrañas manarán torrentes de agua viva, que salta hasta la vida eterna. Y en otro lugar: El que cree en mí, como dice la Escritura, de sus entrañas manarán torrentes de agua viva. Decía esto refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él. Así, pues, esta acequia está llena del agua de Dios. Pues, efectivamente, nos hallamos inundados por los dones del Espíritu Santo, y la corriente que rebosa del agua de Dios se derrama sobre nosotros desde aquella fuente de vida. También encontramos ya preparado nuestro alimento. 
¿Y de qué alimento se trata? De aquel mediante el cual nos preparamos para la unión con Dios, ya que, mediante la comunión eucarística de su santo cuerpo, tendremos, más adelante, acceso a la unión con su cuerpo santo. Y es lo que el salmo que comentamos da a entender, cuando dice: Preparas los trigales; porque este alimento ahora nos salva y nos dispone además para la eternidad. 
A nosotros, los renacidos por el sacramento del bautismo, se nos concede un gran gozo, ya que experimentamos en nuestro interior las primicias del Espíritu Santo, cuando penetra en nosotros la inteligencia de los misterios, el conocimiento de la profecía, la palabra de sabiduría, la firmeza de la esperanza, los carismas medicinales y el dominio sobre los demonios sometidos. Estos dones nos penetran como llovizna y, recibidos, proliferan en multiplicidad de frutos.
R/. Se nutren de lo sabroso de tu casa, Señor, les das a beber del torrente de tus delicias, porque en ti está la fuente viva, y tu luz nos hace ver la luz.
V/. Nos saciaremos de los bienes de tu casa.
R/. Porque en ti está la fuente viva, y tu luz nos hace ver la luz.

martes, 22 de septiembre de 2015

Lectura Patrística


La Iglesia, como una vid que crece y se difunde por doquier

San Agustín
Sermón sobre los pastores 46,18-19
Mis ovejas se desperdigaron y vagaron sin rumbo por montes y altos cerros; mis ovejas se dispersaron por toda la tierra.¿Qué quiere decir: Se dispersaron por toda la tierra?Son las ovejas que apetecen las cosas terrenas y, porque aman y están prendadas de las cosas que el mundo estima, se niegan a morir, para que su vida quede escondida en Cristo. Por toda la tierra, porque se trata del amor de los bienes de la tierra, y de ovejas que andan errantes por toda la superficie de la tierra. Se encuentran en distintos sitios; pero la soberbia las engendró a todas como única madre, de la misma manera que nuestra única madre, la Iglesia católica, concibió a todos los fieles cristianos esparcidos por el mundo entero. 
No tiene, por tanto, nada de sorprendente que la soberbia engendre división, del mismo modo que la caridad engendra la unidad. Sin embargo, es la misma madre católica y el pastor que mora en ella quienes buscan a los descarriados, fortalecen a los débiles, curan a los enfermos y vendan a los heridos, por medio de diversos pastores, aunque unos y otros no se conozcan entre sí. Pero ella sí que los conoce a todos, puesto que con todos está identificada. 
Efectivamente, la Iglesia es como una vid que crece y se difunde por doquier; mientras que las ovejas descarriadas son como sarmientos inútiles, cortados a causa de su esterilidad por la hoz del labrador, no para destruir la vid, sino para purificarla. Los sarmientos aquellos, allí donde fueron podados, allí se quedan. La vid, en cambio, sigue creciendo por todas partes, sin ignorar ni uno solo de los sarmientos que permanecen en ella, de los que junto a ella quedaron podados. 
Por eso, precisamente, sigue llamando a los alejados, ya que el Apóstol dice de las ramas arrancadas: Dios tiene poder para injertarlos de nuevo. Lo mismo si te refieres a las ovejas que se alejaron del rebaño, que si piensas en las ramas arrancadas de la vid, Dios no es menos capaz de volver a llamar a las unas y de volver a injertar a las otras, porque él es el supremo pastor, el verdadero labrador. Mis ovejas se dispersaron por toda la tierra, sin que nadie, de aquellos malos pastores, las buscase siguiendo su rastro. 
Por eso, pastores, escuchad la palabra del Señor: ¡Lo juro por mi vida! -oráculo del Señor-.Fijaos cómo comienza. Es como si Dios jurase con el testimonio de su vida. ¡Lo juro por mi vida! -oráculo del Señor-. Los pastores murieron, pero las ovejas están seguras, porque el Señor vive. Por mi vida -oráculo del Señor-.¿Y quiénes son los pastores que han muerto? Los que buscaban su interés y no el de Cristo. ¿Pero es que llegará a haber y se podrá encontrar pastores que no busquen su propio interés, sino el de Cristo? Los habrá sin duda, se los encontrará con seguridad, ni faltan ni faltarán.
R/. Tenemos confianza con Dios por Cristo, que nos ha capacitado para ser ministros de una alianza nueva, no de código escrito sino de espíritu.
V/. No es que por nosotros mismos estemos capacitados para apuntarnos algo, como realización nuestra; nuestra capacidad nos viene de Dios.
R/. Que nos ha capacitado para ser ministros de una alianza nueva, no de código escrito sino de espíritu.

sábado, 19 de septiembre de 2015

¿Por qué es importante el domingo para el cristiano?


Septiembre 19, 2015
   
Escritores Actuales
Mons. Rafaello Martinelli

Los domingos ¿cómo los santifico?
Es más que oportuno que el cristiano, además de participar de la Santa Misa, santifique el domingo dedicando mayor tiempo a la oración: personal, familiar, comunitaria.


Por: Mons. Rafaello Martinelli | Fuente: Catholic.net 

¿Por qué es importante el domingo para el cristiano? 

Porque Cristo resucitó en domingo. Y de hecho era domingo el día en que las mujeres, que habían asistido a la crucifixión de Cristo, se acercaron al sepulcro, “muy de mañana, el primer día de la semana” (Mc 16, 2), y lo encontraron vacío.

 

 ¿Por qué la resurrección de Cristo es tan importante? 

- Porque la resurrección de Jesús es el dato fundamental, central y originario sobre el cual se apoya la fe cristiana: “Si Cristo no ha resucitado, entonces nuestra predicación es vana y vana también la fe de ustedes” (1 Cor 15, 14). 

- La resurrección de Cristo es el evento admirable que no sólo se distingue en modo absolutamente singular en la historia de la humanidad, sino que incluso se coloca al centro del misterio del tiempo y de la historia. A Cristo le pertenecen el tiempo y los siglos. El constituye el eje que atraviesa la historia, al cual se unen tanto el misterio del origen como el misterio del fin del mundo. 

 ¿Con cuáles expresiones se indica el domingo? 

El domingo es llamado también: el Día del Señor, de la Iglesia, del hombre, del sol, el primer día de la semana, el octavo día. 

¿Por qué el domingo es llamado: 

- El día del Señor?
Porque el domingo es el día de la celebración de la Pascua (Pasión-Muerte-Resurrección-Ascensión) del Señor para la salvación del mundo. De esta Pascua la Eucaristía, que se celebra el domingo, es el memorial (es decir, hace presente y eficaz hoy la Pascua del Señor, que El ha realizado hace dos mil años). Por esto el domingo es llamado también la Pascua semanal. Al mismo tiempo el “día del Señor” es también llamado el “señor de los días”, “fiesta primordial” en cuanto “todo ha sido hecho por medio de El y sin El nada ha sido hecho de todo lo que existe” (Jn 1, 3). 

- El día de la Iglesia? 
El domingo es también llamado día de la Iglesia, en cuanto, en la celebración dominical, la Comunidad cristiana reencuentra su fuente y su culmen, la razón de su existencia, el origen de su bienestar, su verdadero e insustituible principio de acción. Es entorno a la eucaristía del domingo que crece y madura la comunidad, la cual tiene la misión de comunicar el Evangelio y de compartir la intensa experiencia de comunión entre todos sus miembros. 

- El día del hombre?
Como día del hombre, el domingo, con su dimensión de fiesta, envuelve al hombre en su identidad personal, familiar y comunitaria en la lógica de un modo trascendente de ser y de actuar. 

- El primer día de la semana?
El domingo es también llamado el primer día de la semana, porque en la concepción hebrea, el día de fiesta es el sábado, y el domingo es el primer día de la semana. 

- ¿Por qué es importante esta denominación? 

Indicando el domingo como el primer día de la semana viene evidenciada la singular conexión que existe entre la Resurrección y la creación, entre “el primer día de la semana” en que sucedió la Resurrección de Cristo y el primer día de la semana cósmica en que Dios creó el mundo (cfr Gn 1, 1-2.4). De hecho la Resurrección constituye como el inicio de la nueva creación, de la cual Cristo, “generado antes de toda criatura” (Col 1, 15), constituye también la primicia, “el primogénito de los que resucitan de entre los muertos” (Col 1, 18). 

- El octavo día? 
El domingo es también llamado el octavo día porque en la concepción hebrea el sábado resulta ser el séptimo día de la semana, y por tanto el domingo es también el octavo día.

- ¿Qué cosa evidencia el domingo llamado como octavo día? 
El octavo día evidencia la unión del domingo con la eternidad. De hecho el domingo, además de primer día, es también “octavo día”, puesto, respecto a la sucesión septenaria de días, en una posición única y trascendente, evocadora no sólo del inicio del tiempo, sino también de su fin en el “siglo futuro”. El domingo en tal sentido: 

· significa el día verdaderamente nuevo, único, que seguirá al tiempo actual, el día sin fin que no conocerá no tarde ni mañana, el siglo imperecedero que podrá envejecer;

· es el preanuncio incesante de la vida sin fin, de la vida eterna hacia la cual el cristiano se proyecta; 

· prefigura el día final, el de la Parusía, ya en cierto modo anticipada por la gloria de Cristo en el evento de la Resurrección. En efecto, todo cuanto sucederá, hasta el fin del mundo, no será más que una expansión y una explicitación de lo que ha sucedido el día en que el cuerpo martirizado del Crucificado ha resucitado;

· es invitación a mirar hacia delante, es el día en que la comunidad cristiana grita a Cristo su “Maranathá: ven, Señor!” (1 Cor 16, 22). En este grito de esperanza y de espera, ella se hace compañía y sostén de la esperanza de los hombres. 

- El día del sol?
Esta expresión día del sol, atribuida al domingo, viene de muy atrás.
Al inicio de la historia del cristianismo, una oportuna intuición pastoral sugirió a la Iglesia de cristianizar, para el domingo, la connotación de día del sol, expresión con la cual los romanos denominaban este día y que todavía emerge en algunas lenguas contemporáneas (p. ej. en inglés sunday: día del sol). De este modo la Iglesia de los orígenes sustraía los fieles a la seducción de cultos que divinizaban el sol, y dirigía la celebración de este día a Cristo, verdadero “sol” de la humanidad, “sol que surge para alumbrar a los que están en las tinieblas y en sombra de muerte” (Lc 1, 78-79), venido como “luz para iluminar a las gentes” (Lc 2, 32), y que regresará al final de los tiempos, para ser y transfigurar todo y a todos con el fulgor de su luz. 

¿En qué sentido el domingo revela al hombre el significado del tiempo? 

El domingo, surgiendo de la Resurrección de Cristo, atraviesa los tiempos del hombre (los días, meses, años y siglos) como una flecha direccional que los une sea al primer día de la creación como al último día (el octavo) del mundo, en el cual el Señor Jesús vendrá en gloria y hará nuevas todas las cosas. 

¿Cuál relación existe entre el domingo y el año litúrgico? 

El domingo es el modelo natural para comprender y celebrar, en el curso del año litúrgico, todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación y Natividad hasta la Ascensión, al día de Pentecostés y la gozosa espera del retorno del Señor. El domingo, con su ordinaria “solemnidad”, recorre, de año en año, el tiempo de la peregrinación de la Iglesia, hasta el domingo sin ocaso. De hecho la Iglesia, de domingo en domingo, iluminada por Cristo, camina hacia el domingo sin fin de la Jerusalén celestial, cuando se realizará en todos sus lineamientos la mística Ciudad de Dios, que “no tiene necesidad de la luz del sol, ni de la luz de la luna porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero” (Ap 21, 23).

¿Por qué el domingo está ligado a nuestro Bautismo? 

El domingo, celebración de la Muerte y de la Resurrección de Cristo, recuerda, más que los otros días, que somos, con Cristo y gracias a El, muertos al pecado y resucitados a la vida nueva de los hijos de Dios, precisamente en el día de nuestro bautismo. “Con El, de hecho, han sido sepultados en el bautismo, en El han sido también resucitados de entre los muertos” (Col 2, 12). La Iglesia subraya esta dimensión bautismal del domingo exhortando a celebrar los bautismo, además de en la Vigilia Pascual, también en este día de la semana, el domingo, en el que se conmemora la Resurrección del Señor. 

¿Cómo se santifica el domingo? 

- Participando, antes que nada, de la celebración eucarística, la cual es verdaderamente, para todo bautizado, el corazón del domingo. “Sin domingo no podemos vivir”: así proclamó uno de los cristianos que sufrió el martirio bajo Diocleciano en el siglo IV, precisamente porque no quiso renunciar a celebrar la Eucaristía dominical. 

- Y también mediante la oración, las obras de caridad y la abstención del trabajo.

¿Cómo se debe vivir la Santa Misa dominical? 

- La Santa Misa dominical es, para el cristiano, un compromiso irrenunciable, que se debe vivir no por un cumplir un precepto, sino como necesidad de una vida cristiana verdaderamente consciente y coherente. 

- Los fieles el domingo se reúnen en asamblea porque, escuchando la Palabra de Dios y participando de la Eucaristía, hacen memoria de la Pasión, de la Resurrección y de la Gloria del Señor Jesús y dan gracias a Dios que los ha regenerado para una esperanza viva por medio de la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos (cfr 1 Pe 1, 3). En toda Santa Misa bendecimos al Señor, Dios del universo, presentándole el pan y el vino, frutos de la tierra y del trabajo del hombre. 

- Cuando además los padres de familia participan con sus hijos de la Santa Misa, las familias cristianas viven una de las expresiones más cualificadas de su identidad y de su “ministerio” de iglesia doméstica. 

 ¿Cuándo está obligado el cristiano a participar de la Santa Misa? 

“El domingo y las otras fiesta de precepto, los fieles tienen la obligación de participar de la Santa Misa” (can. 1247 del Código de Derecho Canónico). Tal ley implica una obligación grave, y bien se comprende el motivo, si se considera la relevancia que el domingo y la Eucaristía tienen para la vida cristiana. Quien deliberadamente no cumple esta obligación comete pecado mortal.

 ¿Quién puede estar dispensado de participar de la Santa Misa dominical? 

Quien está justificado por un serio motivo (por ejemplo, estar enfermo) o haya sido dispensado por el párroco. 

 ¿Cómo santificar el domingo con más oración? 

- Es más que oportuno que el cristiano, además de participar de la Santa Misa, santifique el domingo dedicando mayor tiempo a la oración: personal, familiar, comunitaria. Tales momentos particulares de oración preparan y completan en el ánimo cristiano el don propio de la Eucaristía. 

- Particularmente recomendada es la celebración solemne y comunitaria de las Vísperas. Importantes son también expresiones antiguas de religiosidad, como la peregrinación: con frecuencia los fieles aprovechan del descanso dominical para acercarse a los Santuarios donde vivir, preferiblemente con toda la familia, alguna hora de más intensa experiencia de Fe, de momentos de gracia. 

- El tiempo donado a Cristo no es jamás tiempo perdido, más bien tiempo ganado para la humanización profunda de nuestras relaciones, de nuestra vida y la vida del mundo. 

 ¿Por qué la santificación del domingo requiere del reposo, de las abstención del trabajo?

- El alternarse del trabajo y el descanso, inscrito en la naturaleza humana, ha sido querido por Dios mismo, como se resalta en el relato de la creación en el libro del Génesis (cfr Gn 2, 2-3; Ex 20, 8-11): el descanso es algo “sagrado”, siendo para el hombre la condición para sustraerse al ciclo, a veces demasiado absorbente, de los compromisos terrenos y retomar consciencia que todo es obra de Dios. Si es ejemplar para el hombre, en la primera página del Génesis, el trabajo de Dios, también lo es su “descanso”: “Cesó en el día séptimo de todo su trabajo” (Gn 2, 2). 

- La interrupción del ritmo, con frecuencia oprimente, de la dependencia expresa, con la novedad del descanso y el destaco del trabajo, el reconocimiento de la dependencia propia y de la creación de Dios. Todo es de Dios! El día del Señor torna continuamente a afirmar este principio. Este reconocimiento es mucho más urgente en nuestra época, en la cual la ciencia y la técnica han extendido increíblemente el poder que el hombre ejerce a través de su trabajo. 

¿Cuáles son las ventajas del descanso dominical? 

Gracias al descanso dominical: 

· las preocupaciones y las tareas cotidianas pueden reencontrar su justa dimensión;

· las cosas materiales, por las que frecuentemente nos agitamos, dejan puesto a los valorares del espíritu; 

· las personas con las cuales vivimos retoman, en el encuentro y en diálogo más sereno, su verdadero rostro. El reposo y la distensión son necesarios a nuestra dignidad de personas: las múltiples y complementarias exigencias religiosas, familiares, culturales, interpersonales difícilmente pueden ser satisfechas si no se salvaguarda al menos un día a la semana en el cual gozar juntos de la posibilidad de descansar y hacer fiesta; 

· las mismas bellezas de la naturaleza –demasiadas veces destruidas por una lógica de dominio que se vuelve en contra del hombre- pueden ser redescubiertas y profundamente gustadas; 

· se puede reencontrar un poco de paz con Dios, consigo mismos y con los semejantes; un tiempo propicio para la reflexión, el silencio, el estudio y la meditación, que favorecen el crecimiento de la vida interior y cristiana; 

· se pueden vivir preciosos momentos de enriquecimiento espiritual, de mayor libertad, de mayor posibilidad de contemplación y comunión fraterna. Esto empeña dada uno de los discípulos de Cristo a dar también a los otros momentos de la jornada, vividos fuera del contexto litúrgico –vida de familia, relaciones sociales, ocasiones de distracción- un estilo que ayude a surgir la paz y el gozo del Resucitado en el tejido ordinario de la vida. El encuentro más tranquilo entre padres e hijos puede ser, por ejemplo, ocasión no sólo de abrirse a la escucha recíproca, sino también a vivir juntos algún momento formativo y de mayor recogimiento; 

· se ofrece la ocasión de dedicarse, con mayor disponibilidad de energías y de tiempo a las obras de misericordia, de caridad y de apostolado. La eucaristía dominical, por tanto, no sólo no exime de los deberes de la caridad, sino que al contrario empeña mayormente a los fieles “a todas las obras de caridad, de piedad, de apostolado, mediante las cuales se haga manifiesto que los fieles de Cristo no son de este mundo y todavía son la luz del mundo y dan gloria al Padre delante de los hombres” (C. Vaticano ii, Sacrosantum Concilium, n. 9); 

· se favorecen momentos de compartir fraterno con los más pobres. “Siempre el primer día de la semana cada uno ponga a parte lo que ha logrado ahorrar” (1 Cor 16, 2) y lo done a quien tiene menos. 

 ¿Qué trabajos se permiten el domingo? 

Los que no impidan dar culto a Dios y no disturben la alegría propia del día del Señor o el debido reposo de la mente y del cuerpo. Son consentidas las actividades familiares que tengan una gran utilidad social, mientras no creen costumbres contrarias a la religión, la vida de familia y la salud. Todo cristiano debe también evitar imponer, sin necesidad, a los demás cosas que les pueda impedir la observancia del día del Señor. 

 ¿Qué diferencia hay entre el domingo y el “fin de semana”? 

A los discípulos de Cristo se les pide que no confundan la celebración del domingo, que debe ser una verdadera santificación del día del Señor, con el “fin de semana”, entendido fundamentalmente como tiempo de simple reposo o de evasión. Lamentablemente, cuando el domingo pierde su significado originario y se reduce a solo “fin de semana”, puede suceder que el hombre permanezca encerrado en un horizonte estrecho que no le consciente más ver el “cielo”. 

¿Por qué es importante santificar el domingo haciendo fiesta? 

La exigencia de “hacer fiesta” es connatural al ser humano. Pero para el cristiano, el domingo, el día en que el Señor ha resucitado, es el día por excelencia de gozo. Al domingo, bien se le aplica la exclamación del Salmista: “Este es el día que ha hecho el Señor: alegrémonos y exultemos en él” (Sal 118). “El primer día de la semana, estén alegres” se lee en la Didascalia de los Apóstoles, de los primeros tiempos del cristianismo. En el día del Señor la Iglesia, de hecho, testimonia fuertemente el gozo probado por los Apóstoles cuando vieron al Señor resucitado la tarde de Pascua. San Agustín, haciéndose intérprete de la difusa conciencia eclesial, pone en evidencia tal característica del domingo: “Se dejan los ayunos y se ora estando de pie como signo de la resurrección; por esto además todos los domingos se canta el aleluya”. El carácter festivo de la Eucaristía dominical expresa el gozo que Cristo transmite a su Iglesia mediante el don del Espíritu. 

sábado, 12 de septiembre de 2015

¿Cuáles son los efectos de los Sacramentos?


Los Sacramentos, lo que la Iglesia Celebra

Con la gracia santificante se borran los pecados y nos hace hijos de Dios.  


Por: Cristina Cendoya de Danel | Fuente: Catholic.net 



Efectos de los Sacramentos:

Por medio de los sacramentos nos identificamos con Jesucristo, esto fue declarado por el Concilio Vaticano II y esto se logra por la gracia que se confiere en ellos. (Cfr. L.G.no. 7).

Los tres efectos que producen los sacramentos son:
 

  • La gracia santificante, que se nos infunde o se nos aumenta.
     
  • Esta gracia es la que nos borra el pecado.
     
  • Hace posible que Dios habite en nuestra alma y nos hace hijos de Dios y herederos del cielo.

    En el caso de que la persona ya estaba en estado de gracia, al recibir un sacramento, entonces se aumenta el grado de gracia en su alma. El Bautismo y la Reconciliación nos dan la gracia, por ello son llamados “sacramentos de muertos”, pues el sujeto que los recibe estaba muerto a la vida sobrenatural. Todos los demás sacramentos se llaman de “vivos” porque se necesita estar en estado de gracia para recibirlos.

    La gracia sacramental que es la gracia particular que confiere cada sacramento, una energía especial que nos ayuda a cumplir mejor los deberes de cada quien.

 

    • En el Bautismo se recibe la gracia de la vida sobrenatural.

    • En la Confirmación, Cristo nos otorga la gracia de la madurez cristiana y nos hace testigos de Él.

    • En la Eucaristía es la gracia del alimento del espíritu – pan y vino - la que se recibe.

    • La Reconciliación o Penitencia nos hace posible que nos reconciliemos con Dios, a través del arrepentimiento y el perdón de Dios.

    • La Unción de los Enfermos es el que nos da la fortaleza para enfrentar la enfermedad.

    • El Orden se recibe el poder que Cristo les da - a algunas personas – el sacerdocio ministerial.

    • En el Matrimonio, Cristo hace posible la unión sacramental de un hombre y una mujer para toda la vida.


    El carácter que se imprime en tres de los sacramentos (Bautismo, Confirmación y Orden Sacerdotal), es verdad de fe. (Cfr. Dz. 852; Catec. n. 1121). Este carácter es una huella indeleble e invisible que se imprime en el alma, es una marca espiritual y que nos marca como pertenecientes a Dios o en el caso del Orden, el carácter que imprime es el de ministro de Dios. Hace posible la participación de los fieles en el sacerdocio de Cristo y formar parte de la Iglesia. Esta huella –indeleble – resulta una promesa y una garantía de la protección de Dios. Estos tres sacramentos no se pueden repetir. (Cfr. Catec. no. 1121). En un principio se hablaba del carácter como “sello divino” o “sello del Espíritu Santo”, siguiendo la expresión utilizada en la Biblia.

Oración

jueves, 10 de septiembre de 2015

Lectura breve

1P 3,8-9
Procurad todos tener un mismo pensar y un mismo sentir: con afecto fraternal, con ternura, con humildad. No devolváis mal por mal o insulto por insulto; al contrario, responded con una bendición, porque para esto habéis sido llamados: para heredar una bendición.
V/. El Señor nos alimentó con flor de harina.
R/. El Señor nos alimentó con flor de harina.
V/. Nos sació con miel silvestre.
R/. Con flor de harina.
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/. El Señor nos alimentó con flor de harina.

Lectura Patrística

Si me olvido de ti, Jerusalén

San Bruno
Comentario sobre los salmos 83
¡Qué deseables son tus moradas! Mi alma se consume y anhela llegar a los atrios del Señor, es decir, desea llegar a la Jerusalén del cielo, la gran ciudad del Dios vivo. 
El salmista nos muestra cuál sea la razón por la que desea llegar a los atrios del Señor: «Lo deseo, Señor, Dios de los ejércitos celestiales, Rey mío y Dios mío, porque son dichosos los que viven en tu casa, la Jerusalén celestial». Es como si dijera: «¿Quién no anhelará llegar a tus atrios, siendo tú el mismo Dios, el Señor de los ejércitos, el Rey del universo? ¿Quién no anhelará penetrar en tu tabernáculo si son dichosos los que viven en tu casa?» Atrios y casa significan aquí lo mismo. Y cuando dice aquí dichosos ya se sobrentiende que tienen tanta dicha cuanta hombre es capaz de concebir. Por ello, son dichosos los que habitan en sus atrios, porque alaban a Dios con un amor totalmente definitivo, que durará por los siglos de los siglos, es decir, eternamente; y no podrían alabar eternamente, sino fueran eternamente dichosos. 
Esta dicha nadie puede alcanzarla por sus propias fuerzas, aunque posea ya la esperanza, la fe y el amor; únicamente la logra el hombre dichoso que encuentra en ti su fuerza, y con ella dispone su corazón para que llegue a esta suprema felicidad, que es lo mismo que decir: única mente alcanza esta suprema dicha aquel que, después de ejercitarse en las diversas virtudes y buenas obras, recibe además el auxilio de la gracia divina; pues por sí mismo nadie puede llegar a esta suprema felicidad, como lo afirma el mismo Señor: Nadie ha subido al cielo - se entiende por sí mismo-, sino el Hijo del hombre que está en el cielo. 
Afirmo que dispone su corazónpara subir hasta esta suprema felicidad, porque, de hecho, el hombre se encuentra en un árido valle de lágrimas, es decir, en un mundo que, en comparación con la vida eterna, que viene a ser como un monte repleto de alegría, es un valle profundo donde abundan los sufrimientos y las tribulaciones. 
Pero, como sea que el profeta declara dichoso al hombre que encuentra en ti su fuerza, podría alguien preguntarse: «¿Concede Dios su ayuda para conseguir esto?» A ello respondo: «Sin duda alguna, Dios concede a los santos este auxilio.» En efecto, nuestro legislador, Cristo, el mismo que nos dio la ley, nos ha dado y continuará dándonos sin cesar sus bendiciones; con ellas nos irá elevando hacia la dicha suprema, y así subiremos, de altura en altura, hasta que lleguemos a contemplar a Cristo, el Dios de los dioses; él nos divinizará en la futura Jerusalén del cielo: por esto, allí podremos contemplar al Dios de los dioses, es decir, a la Santa Trinidad en sus mismos santos; es decir, nuestra inteligencia sabrá descubrir en nosotros mismos a aquel Dios a quien nadie en este mundo pudo ver, y de esta forma Dios lo será todo en todos.
R/. Ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
V/. Todo el que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.
R/. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

martes, 4 de agosto de 2015

San Juan María Vianney, presbítero


fecha: 4 de agosto
fecha en el calendario anterior: 8 de agosto
n.: 1786 - †: 1859 - país:  Francia
otras formas del nombre: Santo Cura de Ars
canonización:  B: Pío X 8 ene 1905 - C: Pío XI 31 may 1925
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Memoria de san Juan María Vianney, presbítero, que durante más de cuarenta años se entregó de una manera admirable al servicio de la parroquia que le fue encomendada en la aldea de Ars, cerca de Belley, en Francia, con asidua predicación, oración y ejemplos de penitencia. Diariamente catequizaba a niños y adultos, reconciliaba a los arrepentidos y con su ardiente caridad, alimentada en la fuente de la santa Eucaristía, brilló de tal modo que difundió sus consejos a lo largo y a lo ancho de toda Europa, y con su sabiduría llevó a Dios a muchísimas almas.

domingo, 21 de junio de 2015

Celebración Eucarística


Con mucha atención escuchemos el Mensaje que Nuestro Padre Dios nos dirigirá 

Aquí:

http://www.actiweb.es/lavozdesanandres1041 
LA VOZ DE SAN ANDRÉS ES LA VOZ DE DIOS DESDE LA SIERRA SUR. 

La Celebración Eucarística será:
A las siete de la mañana, doce del día y siete de la noche. 

viernes, 19 de junio de 2015

Lectura Patristica

Lectura Patrística
Que los que somos hijos de Dios permanezcamos en la paz de Dios

San Cipriano
Tratado sobre el Padrenuestro 23-24
El Señor añade una condición necesaria e ineludible, que es, a la vez, un mandato y una promesa, esto es, que pidamos el perdón de nuestras ofensas en la medida en que nosotros perdonamos a los que nos ofenden, para que sepamos que es imposible alcanzar el perdón que pedimos de nuestros pecados si nosotros no actuamos de modo semejante con los que nos han hecho alguna ofensa. Por ello, dice también en otro lugar: La medida que uséis, la usarán con vosotros. Y aquel siervo del Evangelio, a quien su amo había perdonado toda la deuda y que no quiso luego perdonarla a su compañero, fue arrojado a la cárcel. Por no haber querido ser indulgente con su compañero, perdió la indulgencia que había conseguido de su amo. 
Y vuelve Cristo a inculcarnos esto mismo, todavía con más fuerza y energía, cuando nos manda severamente: Cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas. Pero, si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre celestial perdonará vuestros pecados. Ninguna excusa tendrás en el día del juicio, ya que serás juzgado según tu propia sentencia y serás tratado conforme a lo que tú hayas hecho. 
Dios quiere que seamos pacíficos y concordes y que habitemos unánimes en su casa, y que perseveremos en nuestra condición de renacidos a una vida nueva, de tal modo que los que somos hijos de Dios permanezcamos en la paz de Dios y los que tenemos un solo espíritu tengamos también un solo pensar y sentir. Por esto, Dios tampoco acepta el sacrificio del que no está en concordia con alguien, y le manda que se retire del altar y vaya primero a reconciliarse con su hermano; una vez que se haya puesto en paz con él, podrá también reconciliarse con Dios en sus plegarias. El sacrificio más importante a los ojos de Dios es nuestra paz y concordia fraterna y un pueblo cuya unión sea un reflejo de la unidad que existe entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. 
Además, en aquellos primeros sacrificios que ofrecieron Abel y Caín, lo que miraba Dios no era la ofrenda en sí, sino la intención del oferente, y, por eso, le agradó la ofrenda del que se la ofrecía con intención recta. Abel, el pacífico y justo, con su sacrificio irreprochable, enseñó a los demás que, cuando se acerquen al altar para hacer su ofrenda, deben hacerlo con temor de Dios, con rectitud de corazón. con sinceridad, con paz y concordia. En efecto, el justo Abel, cuyo sacrificio había reunido estas cualidades, se convirtió más tarde él mismo en sacrificio y así con su sangre gloriosa, por haber obtenido la justicia y la paz del Señor, fue el primero en mostrar lo que había de ser el martirio, que culminaría en la pasión del Señor. Aquellos que lo imitan son los que serán coronados por el Señor, los que serán reivindicados el día del juicio. 
Por lo demás, los discordes, los disidentes, los que no están en paz con sus hermanos no se librarán del pecado de su discordia, aunque sufran la muerte por el nombre de Cristo, como atestiguan el Apóstol y otros lugares de la sagrada Escritura, pues está escrito: El que odia a su hermano es un homicida, y el homicida no puede alcanzar el reino de los cielos y vivir con Dios. No puede vivir con Cristo el que prefiere imitar a Judas y no a Cristo.
R/. Os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados: esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados.
V/. Que Dios os conceda estar de acuerdo entre vosotros, para que, unánimes, a una voz, alabéis a Dios.
R/. Como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados.

sábado, 23 de mayo de 2015

Retiro de Pentecostés por Radio San Andrés la voz de san Andrés, la voz desde la Sierra Sur.

A partir de las nueve de la mañana inicia el Retiro de Pentecostés. 


AQUÍ ➡️


LA VOZ DE SAN ANDRES

La voz de Dios desde la sierra sur


LA VOZ DE SAN ANDRÉS

UNA RADIO AL SERVICIO DEL PUEBLO CATÓLICO
                   EL PRIMER LLAMADO
                   SUGERENCIAS AL 
   TEL- 044 951 156 73 13
           044 951 126 58 21
TELÉFONO EN CABINA
044 951 230 85 77

5 de febrero s/n 
70800
Miahuatlán de Porfirio Diaz  
México