viernes, 25 de julio de 2014

San Santiago


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«Primero entre los apóstoles en obtener la palma del martirio, patrón de España. Origen, por tradición, de la Ruta Jacobea y de la espiritualidad mariana del Pilar, en Zaragoza»

Este galileo, hijo del Zebedeo, compartÃa el mismo nombre con otro de los apóstoles: el descendiente de Alfeo. Santiago era natural de Betsaida donde pudo nacer hacia el año 5 d.C. en una acomodada familia de pescadores. Fue uno de los elegidos personalmente por Jesús, quien le invitó a seguirle cuando se hallaba ganándose el sustento en el lago de Genesaret. Su hermano Juan, el «discÃpulo amado», que compartÃa con él la faena, también fue objeto de llamamiento en ese instante, y se apresuraron a ir en pos del Maestro por el que entregarÃan su vida. La inmediatez de su respuesta, dejando trabajo y familia al momento sin sopesar los riesgos ni detenerse a pensar racionalmente, signos que se manifestaron antes en Pedro y en Andrés, es una de las caracterÃsticas del seguimiento, testimonio vivo para quienes son sorprendidos por Jesús en cualquier recodo del camino. Comprendieron en ese minuto que supuso el cambio radical de sus vidas lo que encerraba el espÃritu inserto en sus palabras: «os haré pescadores de hombres». De algún modo entendieron que implicaban mucho más que sobrenaturalizar su oficio; les colocaba en el disparadero hacia el paraÃso prometido.

Da idea de cómo serÃa el carácter de estos jóvenes pescadores el sobrenombre que Cristo les dio: «boanerges», esto es, «hijos del trueno». Algunos pasajes evangélicos reflejan su primitivo carácter impulsivo e inmaduro. También una cierta osadÃa, no exenta de ingenuidad, pero en todo caso envuelta en la ambición y su inseparable egoÃsmo cuando secundaron a su madre en la petición de prebendas que hizo para ellos. El Redentor respondió con infinita paciencia, haciéndoles una observación que fue profecÃa. ¿SerÃan capaces de beber el cáliz? Su respuesta afirmativa fue corroborada por Él, y se cumplió en Santiago con su cruento martirio, pero el objeto de la conversación: saber si podrÃan ser encumbrados en el cielo uno a la derecha y otro a la izquierda, estaba en manos del Padre. Indudablemente, la impetuosidad y la pasión bien encauzadas son fuente de gracias. Asà que la volcánica vehemencia que albergaba el corazón de estos hermanos tuvo en Jesús la vÃa genuina para seguir creciendo en la lÃnea adecuada. Los dos despertaron el anhelo de incontables personas que, seducidas por esa cascada inagotable de pasión por lo divino que apreciaban en ambos, se dispusieron a entregar a Dios sus vidas.

Santiago, junto a su hermano Juan, y a Pedro, conforman una privilegiada trÃada dentro de la comunidad de los Doce. Fueron testigos de momentos singulares que a otros discÃpulos les fueron vedados. Acompañaron al Redentor en instantes gloriosos y también dolorosos. Contemplaron la Transfiguración en el Monte Tabor, que ardien temente desearon haber podido prolongar, y de no haber sucumbido al sueño los tres habrÃan apreciado su terrible agonÃa en Getsemanà porque eran los que se hallaban más cerca de Él en esos momentos. Santiago estaba presente cuando Jesús devolvió milagrosamente la salud a la suegra de Pedro y resucitó a la hija de Jairo. Tuvo la gracia de ver al Maestro, ya Resucitado, al producirse su aparición en las orillas del lago de TiberÃades y se encontraba en Jerusalén en el momento de la venida del EspÃritu Santo.

Tras la Resurrección, los discÃpulos dieron inicio a una labor evangelizadora que a algunos les condujo muy lejos de las fronteras en las que se habÃan movido. Según la tradición, Santiago llegó a España, dejando la huella de la fe directamente recibida de Cristo en dos lugares emblemáticos: Galicia y Zaragoza (la antigua Cesaraugusta). Primeramente habrÃa pasado por la tierra gallega y una vez sembrado allà el evangelio se trasladarÃa a Zaragoza . En las orillas del rÃo Ebro descansarÃa de las intensas jornadas apostólicas junto a un grupo de siete seguidores, los «Varones apostólicos», los únicos que se habÃan convertido. Afligido ante la dureza de corazón de las gentes en las que habÃa hecho mella el paganismo, obtuvo el consuelo de la Virgen que se le apareció en esas riveras el 2 de enero del año 40 d. C. Se hallaba de pie, sobre una columna de luz rodeada de ángeles. Después de asegurarle que obtendrÃa grandes frutos apostólicos, le encomendó que erigiese una iglesia levantando un altar justamente en el lugar donde estaba el pilar en el que reposaba. Acompañó su petición con la promesa de que Ella permanecerÃa hasta el fin de los tiempos en ese sitio, «para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio». Además, le indicó que regresara a Jerusalén después de materializar su ruego. Dicho esto, MarÃa desaparecià ³ y quedó la columna de jaspe en torno a la cual se edificó la iglesia solicitada, actual basÃlica de la Virgen del Pilar en la ciudad de Zaragoza.

Santiago volvió a Jerusalén, como Ella le habÃa pedido, y el año 41 fue martirizado durante la persecución del rey Herodes Agripas. Fue el primer discÃpulo mártir. Luego, siempre según la tradición, su cuerpo, inicialmente sepultado en Jerusalén, fue trasladado por sus discÃpulos a Galicia. Sus restos se veneran en la catedral de Santiago de Compostela. Los estudiosos no se ponen de acuerdo a la hora de ratificar la fiabilidad de estos hechos. Además, hay discordancias como la datación de fechas que no encajan en la historia. Pero lo cierto es que la que se ha considerado su tumba dio lugar a la Ruta Jacobea, una de las corrientes más fecundas de la historia a todos los niveles espirituales y culturales, incesantemente recorrida por millares de peregrinos que acuden a visitarla desde hace siglos. Esta es la re alidad incuestionable; no precisa ser contrastada. Otras vÃas, que tampoco están corroboradas, subrayan nuevas trayectorias del apóstol Santiago que pudo llevarle a Cartagena y a Lérida. Es el Patrón de España y de otros muchos paÃses del mundo, objeto siempre de gran veneración, especialmente en Latinoamérica.

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