
El lunes pasado, en Homs, Siria, fue asesinado el Rev.do P. Frans van der Lugt, un jesuita, holandés, hermano mío, de 75 años, que llegó a Siria hace unos 50 años, que siempre ha hecho bien a todos, con gratuidad y amor, y por lo tanto era amado y respetado por cristianos y musulmanes.
Su brutal asesinato me llena de profundo dolor y me hace pensar, una vez más, que todavía mucha gente sigue sufriendo y muriendo en ese atormentado país - mi amada Siria - que desde hace ya demasiado tiempo sigue siendo presa de un sangriento conflicto, que sigue cosechando muerte y destrucción.
Pienso asimismo en las numerosas personas secuestradas - cristianos y musulmanes – sirios y de otros países, entre los que hay obispos y sacerdotes. Pidamos al Señor que pronto puedan volver a estar con sus seres queridos y con sus familias y comunidades.
Invito de corazón a todos a unirse a mí en la oración por la paz en Siria y en la región, y lanzo un apremiante llamamiento a los sirios y a la comunidad internacional: ¡callen las armas y se ponga fin a la violencia! ¡Nunca más guerra! ¡Nunca más destrucción! Que se respete el derecho humanitario, se brinde ayuda a la población necesitada de asistencia humanitaria y se logre alcanzar la anhelada paz a través del diálogo y de la reconciliación. A Nuestra Madre María, Reina de la Paz, pidámosle que dé este don de la paz para Siria. ¡Y recemos todos juntos: Dios te salve María!
(CdM - RV)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario