Hch 15, 1-6; Jn 15, 1-8
El Señor Jesús gustaba de explicar las cosas profundas del camino cristiano a través de comparaciones e imágenes sacadas del mundo campesino. En este Evangelio recurre a la imagen de la vid, los sarmientos y el viñador, para ejemplificar las relaciones de comunión estrecha e intensa que debe existir entre los cristianos y entre éstos y el Padre y el Señor Jesús. Jesucristo es la Vid, y de esa cada uno de los discípulos es un sarmiento que necesita podas, riegos y nutrientes (el pan de la Palabra y el pan de la Eucaristía) a fin que dé fruto. Esa dinámica es la que apreciamos entre la comunidad de Jerusalén y la naciente comunidad cristiana de Antioquía. La iglesia madre recupera como hija y hermana a la vigorosa y dinámica iglesia de Siria. La comunión se concreta en la vivencia del diálogo y la colegialidad, camino indispensable para la resolución de los conflictos propios de la vida cristiana.
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