
«Por ello, como Pastores, debemos huir de las tentaciones que de otra manera nos desfiguran: la gestión personalista del tiempo, casi como que pudiera haber un bienestar, prescindiendo del bienestar de nuestras comunidades; huir de los chismes, de las verdades a medias, que se vuelven mentiras; y de la letanía de quejas que traiciona decepciones íntimas».
Tras recordar también la importancia de la formación sacerdotal, el Santo Padre señaló la necesidad de la acogida, apertura y humildad de los Pastores, ante los numerosos desafíos del presente, porque la crisis no es sólo económica, sino sobre todo espiritual y cultural. Es necesario un nuevo humanismo, que impulse la tutela de la vida humana - desde la concepción hasta su ocaso natural – y la familia, siempre con misericordia:
«Como Pastores sean sencillos en su estilo de vida, desapegados, pobres y misericordiosos. Nunca dejen de inclinarse con compasión ante el que está herido en sus afectos y ve comprometido su proyecto de vida».
El desempleo y los migrantes, son parte de la actual emergencia histórica, que nadie se voltee para el otro lado, destacó también el Papa Bergoglio:
«El drama de quien no sabe cómo llevar a casa el pan se encuentra con el de que quien no sabe cómo hacer que su empresa siga adelante. Es una emergencia histórica, que interpela la responsabilidad social de todos: como Iglesia, ayudemos a no ceder al catastrofismo y a la resignación, sosteniendo con toda forma de solidaridad creativa la fatiga de cuantos, con el trabajo, se siente privados también de su dignidad».
El denso discurso del Obispo de Roma a la Conferencia Episcopal Italiana terminó reiterando su pedido de oración por su ministerio petrino, en particular en la víspera de su peregrinación a Tierra Santa, en el 50 aniversario del histórico encuentro entre el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras.
(CdM - RV)
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