lunes, 9 de junio de 2014

LECTIO DIVINA La riqueza de lo pobre

INVOCATIO El Espíritu del Señor llena la tierra.

 

LECTIO: Rey 17,1-6. Todos los presentes quedaron llenos del Espíritu Santo. Sal 120,1-8. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.Mt 5,1-12. Las bienaventuranzas

 

MEDITATIO: Se abre la semana décima del tiempo ordinario, con una lectura de mal augurio, del libro de los reyes y otra de bienaventuranza, del evangelio de Mateo. Dos raseros para medir la felicidad, el mundo, el hombre. El texto se sitúa en tiempos de Ajab, séptimo rey de Israel, entre los años 874 y 853. Aconsejado e inspirado por su Padre, soportó y custodió el reino de Israel por más de 20 años, pero cada vez más alejado de la ley de un Dios celoso que no tolera la idolatría. Ajab temía a los cananeos y por buscar la complacencia, levantó altares a Baal y dioses con minúscula. Resistió varias guerras contra los sirios. Muy pronto pagarán la factura de la deportación babilónica. En contraposición el Evangelio presenta uno de los pasajes más bellos e inspirados del sermón de la montaña, las bienaventuranzas. Felices los pobres, los que lloran, los mansos y humildes, los misericordiosos, los de corazón limpio y de paz, los perseguidos porque de ellos es el Reino de los cielos. Jesús se sienta sobre la cátedra de una montaña como el nuevo Moisés a enseñar un orden nuevo. No quita ni un ápice al primer legislador de Israel, pero sí lo completa y lo contrasta. La ley nueva no parece ir con la época ni con la mentalidad. Es una puesta al revés de los valores. Los judíos de entonces, más bien pensaban que al aferrarse a las tradiciones y prescripciones de la ley mosaica y al apartarse de la idolatría, Dios los haría una nación rica y poderosa, la envidia de sus vecinos y adversarios. Hubo reyes como Ajab, que no tomaron la riqueza como una recompensa a la observancia de la ley, sino como la meta y destino de sus afanes. Jesús aplica un giro de 180 grados, sustituyendo la soberbia y los anhelos de grandeza, bienestar y riqueza por el candor de la humildad y la pequeñez. El reino de los cielos se mantiene como el premio mayor, pero será para los sencillos y humildes. La soberbia y el orgullo, como herencia del pecado original, son suplidas por el principio de toda felicidad: la mansedumbre, la humildad, la sencillez, la paz. Después de 21 siglos el primer discurso del Señor Jesús sigue actual, como actuales siguen los deseos de placer, grandeza y poder de los habitantes del planeta Tierra. No se trata de no disfrutar, ni rechazar el dominio y la riqueza de las cosas creadas, sino de no idolatrarlas y levantarles altares por encima del Creador. No es difícil entenderlo, lo arduo es someter el corazón al desprendimiento del brillo, de la fama, de la hacienda y del poder. No se trata de decir que al cielo no se puede ir en Mercedes sino que primero y por encima de todo está la merced de Dios. No son las cosas buenas ni el disfrute de ellas, sino el lugar que ocupan en el corazón. En el fondo Ajab constituyó uno de los reinados más gloriosos y duraderos de Israel, pero pactó con la idolatría y entregó el corazón a los aires de la supremacía, de lo más lujoso y contrario a las bienaventuranzas del Señor. Dios también ama la riqueza y el esplendor, ama la riqueza de lo pobre y el esplendor de lo sencillo.  

 

ORATIO: Señor Jesús, predicaste al ciego la visión del Reino y vio, enseñaste al indigente la riqueza del cielo y la obtuvo. Envía tu Espíritu a Iluminar mi inteligencia para comprender las bienaventuranzas, y encender en mi corazón el gusto por las riquezas del cielo.

 

CONTEMPLATIO:  La riqueza de lo pobre

 

http://www.youtube.com/watch?v=19XXa0tN3zQ

 

ACTIO: Ejercicios de sobriedad. La virtud de la sobriedad es el amor por lo sencillo, lo desprendido del mundo, lo manso, lo pacífico, lo despreciable a los ojos de los hombres para ganar el Reino de los cielos. Es una virtud que busca no la riqueza del mundo sino la del cielo, no el poder y la fama del mundo sino el agrado de Dios y de su madre, María.  Es una cuestión de enfoque y elección. Los ejercicios prácticos son innumerables…

 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario