miércoles, 26 de febrero de 2014

Himno

Siempre es hora de la gracia, 
¡despierte el alma dormida! 

Los cangilones del sueño 
van hurtando el agua viva 
en la noria de las horas, 
de las noches y los días. 

Peldaños de eternidad 
me ofrece el tiempo en su huida, 
si, ascendiendo paso a paso, 
lleno mis manos vacías. 

Sólo el tiempo se redime, 
quitándole su malicia. 

Como una sombra se esfuman 
del hombre vano los días, 
pero uno solo ante Dios 
cuenta mil años de espigas. 

«Tus años no morirán», 
leo en la Sagrada Biblia: 
lo bueno y noble perdura 
eternizado en la dicha. 

Sembraré, mientras es tiempo,
aunque me cueste fatigas. 

Al Padre, al Hijo, al Espíritu 
alabe toda mi vida: 
el rosario de las horas, 
de las noches y los días. Amén.

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