jueves, 27 de febrero de 2014

LECTIO DIVINA Algo de radicalidad no hace daño

INVOCATIO: Señor, tú eres el camino, la verdad y la

vida.


LECTIO: Sant 5,1-6. Las riquezas se han echado a perder y los vestidos

están roídos por la polilla. El oro y la plata se han herrumbrado. Sal 48,14-20.

Felices los que tienen alma de pobres. Mc 9,38-40. Si la mano es ocasión de pecado, hay que cortarla. Más vale entrar manco a

la vida, que ir con dos manos al infierno.


MEDITATIO: La riqueza y la pobreza, la adultez y la niñez siempre han

sido polo de división entre los humanos. No hay nación ni ciudad en el mundo

que no refleje esta situación. Están los ricos y adinerados que presumen sus

propiedades, explotan el comercio, gozan de mansiones ostentosas, viajes por

doquier y comida suculenta; y están los pobres que prestan sus servicio a los

ricos, trabajan de sol a sol para un sustento modesto y cobijo indispensable en

las periferias de las grandes urbes. Y análogamente los mayores que someten y

abusan de los menores. Así como es hoy día, era también en tiempos de Santiago

apóstol. La desigualdad era escandalosa. Entonces la riqueza era de turno y se

encontraba alrededor del César. Todos ambicionaban el escalafón de simple

legionario a centurión, tribuno y cónsul, o cortesano por la vida lisonjera y

las prebendas de palacio. El imperio romano no cayó por las armas, sino por la

ambición, la envidia y la alcahuetería de la corte. Santiago es consciente de

esta vida inconsistente y pagana y no la quiere para los primeros cristianos.

Las riquezas se echan a perder, los vestidos suntuosos los roe la polilla, y

los metales preciosos sacan herrumbre. Los ricos acumulan más de lo que pueden

utilizar y lo aprovecha la polilla, mientras a los pobres no reciben

retribución adecuada para vivir. Santiago recordaría muy bien las palabras

radicales y extremas del Maestro. Si tu mano te sirve sólo para el mando y el

dominio sobre los pobres, córtatela. Y si tus pies sirven sólo para pisotear

los derechos elementales de los pobres, ampútalos. Y si tus ojos te llevan sólo

a la ambición insaciable de tener y al ansia egoísta de placer y disfrute,

sácatelos y échalos fuera de tu rostro. Más vale, en estos casos entrar manco,

cojo y ciego, al Reino de los cielos, que ser arrojado al fuego del infierno

con todas tus extremidades y ojos. El mensaje es radical y serio y severo y

exagerado y todo lo demás, pero LITERAL. El Carpintero de Nazaret sabría bien

lo que era un corte de serrucho en una mano o un piquete de cincel en el ojo. Y

dijo exactamente lo que quería decir, sin metáforas, sin alegorías, sin

remilgos. ¡Si la mano escandaliza, fuera con ella! Si bien Jesús expresó algo

radical, no parece que sus oyentes y futuros seguidores lo hayan tomado al pie

de la letra. De ser así, más de la mitad de los cristianos estarían mancos, o

ciegos o cojos y sobre todo “descorazonados”. Como si fuera poca la severidad

de estas expresiones, Jesús utiliza la imagen de la piedra de molino, para

condenar el abuso y el escándalo hacia los pequeños. Escandalizar a un menor es

desviarlo del camino de Dios. Por eso es preferible atarse una piedra de molino

al cuello antes que escandalizar. Una piedra de molino pesaba varias toneladas.

Hacer daño a un menor no es sólo el abuso carnal, también la explotación

laboral, la interrupción del embarazo, la pornografía infantil, el mercado de

juguetes y filmes inadecuados, el trato violento y el afamado bullying escolar.





ORATIO: Señor Jesús, hazme pobre como

fuiste tú. Que cada célula de mi cuerpo sea para darte gloria; que mis manos se

levanten para bendecir, como las tuyas; que mis pies te sigan paso a paso para

servir a los más necesitados; que mis ojos te vean a ti en cada ser humano y

miren las personas con el amor y la benevolencia con que tú las miras.




CONTEMPLATIO: Algo de radicalidad no hace daño





ACTIO: Ejercicios. 1. Pobreza. Bajar un par de

rayitas a la comodidad y riqueza, para donar al que no tiene. Bajar la compra

de ropa marca,  la comida abundante y

exquisita, las comodidades superfluas de casa. 

2. Tomar más en serio la palabra de Jesús. Abusar de la infinita

misericordia también es pecado. 3. Consideración a los pequeños. La mejor inversión

de la vida es la educación de los menores. Respetarlos como ángeles, cuidarlos

como demonios. 




































                                        

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