jueves, 6 de febrero de 2014

LECTIO DIVINA Testamento, caminar ligero

INVOCATIO: Tuya es la grandeza y el poder, el honor,

la majestad y la gloria, pues tuyo es cuanto hay en el cielo y en la tierra.


LECTIO: 1Re 2,1-4.10-12. Antes de morir, David manifiesta sus recomendaciones a su hijo Salomón. 1Cro 29.

Bendito seas, Señor, Dios nuestro. Mc 6,7-13. Recomendaciones de Jesús a sus discípulos. No llevar nada para el camino.

Ellos se fueron a predicar el arrepentimiento; expulsaban a los demonios; y

ungían con aceite a los enfermos y los curaban. 




MEDITATIO:  Si de recomendaciones se

trata, David las tiene para el futuro rey y Jesús para un discípulo, heredero

del reino. En su testamento, David le dice a Salomón que tenga valor, sea un

hombre y cumpla los mandamientos; eso garantiza la promesa del Señor. Jesús

pide a sus discípulos no llevar nada para el camino, ni comida, ni provisiones,

ni dinero; sólo sandalias y un abrigo. El Rey David encomienda al hijo cumplir

todos los mandamientos que él rompió en mil pedazos, ser hombre cuando le falló

la hombría y tener valor cuando él fue un cobarde. Pero no dejan de ser

recomendaciones válidas de un padre preocupado por su hijo y por el futuro de

la nación. En un mundo puritano y de tolerancia cero, ningún testamento es

válido, ninguna recomendación se sostiene, ningún consejo se ampara en la

propia vida. Sólo Jesús es inocente y podría arrojar la primera piedra de las

encomiendas. Jesús, pide el desprendimiento de las cosas cuando él mismo no

tenía donde reclinar la cabeza, manda llevar lo indispensable para el camino

porque él mismo ni tuvo domicilio, ni echó raíces en parte alguna. Él vivió en

carne propia cuanto habría de aconsejar a sus discípulos. Puso su tienda en el

planeta Tierra, pero su profesión fue la de errante y misionero. Impresionan

mucho los dos testamentarios porque la palabra de David terminó en su hijo. Con

Salomón, el reino de Israel llegó a su culmen y apogeo. No llegaron muy lejos

las recomendaciones de David. Salomón fue seguidor de David, no en las

recomendaciones sino en la trasgresión de la ley. Y después de Salomón, el

reino de Israel comenzó la decadencia y la ruina. La palabra de Jesús, amparada

en la vida marcó carácter e impuso un talante y un estilo de ser misionero y de

ser cristiano.  En efecto el seguidor de

un Jesús sin domicilio ni hacienda, pasará por el mundo, desprendido y

desapegado de las cosas del siglo, como si no las poseyera ni tuviera algún

dominio sobre ellas. El testamento no afirma no tener, porque la existencia

humana en este mundo no es posible sin la propiedad de los bienes materiales.

El acento se pone en no llevar, en caminar ligero y desprendido. ¿De qué le

serviría a un hombre ser dueño del mundo si pierde su alma? ¿De qué le serviría

a uno ir por doquier poseer largos mensajes moralizantes y condenatorios contra

los pecadores y los descarriados, si lo único que se pide es girar por el mundo

con lo puesto? El testamento de David es de observancia de la ley para reinar

sobre los hombres; el de Jesús es de amor y aprecio para predicar y servir a

los hombres. Servir es reinar. Cuestión de testamentos. No es fácil desplegar

el testamento de Jesús en un planeta que quiere más cosas, consumismo,

tecnología, medicina, dinero, equipo, puesto de trabajo para emprender el

camino de la vida. Al final llega el más ligero. 




ORATIO: Señor Jesús, me has pedido

ser libre para poder predicar la libertad. Me has pedido desprenderme para

poder anunciar el desprendimiento. Dame un espíritu de pobreza que me libere de

la esclavitud de las cosas, de los puestos, de las instituciones, de los

medios. Ayúdame a quitar lo que me estorba y a dar testimonio de los valores de

tu reino.  




CONTEMPLATIO:  Testamento, caminar ligero





ACTIO: Ejercicios. 1. El desprendimiento y el

desapego de las cosas se repite continuamente. No se trata de no tener, sino de

estar desprendido. El mensaje de Jesús está orientado a captar el sentido y el

fin de los bienes materiales. 2. Por otro lado procura que todos los consejos,

órdenes, indicaciones que des a los demás tengan el soporte y el respaldo de la

propia vida.  






                              

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