INVOCATIO: Y la Palabra se hizo carne.
LECTIO: Is 52,7-10. ¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del
mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria,
que dice a Sión: «Tu Dios es rey»! Sal 97,1-6. Los confines de la tierra han contemplado la victoria
de nuestro Dios. Heb 1,1-6. En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a
nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado
por el Hijo. Jn 1,1-18. Y el Verbo
se hizo carne y puso su tienda entre nosotros.
MEDITATIO: Natividad o Navidad significa Nacimiento, nacimiento de Dios
en la tierra. No había otra manera de hacerlo. El amor siempre busca la manera.
Se tenía que desgajar la teología y todo el pensamiento. El nacimiento de Dios
en la tierra es un círculo cuadrado porque no hay quien entienda tantas cosas.
La eternidad divina se hizo tiempo, la majestuosidad forraje vacuno, su
omnipotencia llanto de bebé, su infinitud cueva de pastores, su sobreabundancia
pañales, y su inmutabilidad noche fría de Belén. Navidad es el Dios hecho
hombre, el cielo convertido en tierra, el espíritu puro vuelto cuerpo mortal,
todo un absurdo teológico. No hay quién lo entienda. Es misterio y los misterios
inquietan y quiebran la cabeza de los hombres; pero navidad es la excepción,
aquí el misterio da paz, consuela, inyecta alegría. Para Dios no hay imposibles
y la encarnación habría de ser la prueba de fuego. Todos los entes del mundo
ocupan un espacio y transcurren en un tiempo; se limitan a un aquí y ahora. Y
para el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob no podría ser diferente. La
pregunta era como hacerse hombre sin dejar de ser Dios. O como ser Dios y al
tiempo hacerse hombre. Para las casillas humanas, el advenimiento de Jesús
introduce un cambio en la Trinidad. También para Dios se registra un antes de
Cristo y un después de Cristo. Lo asombroso es que los judíos en el Antiguo
testamento esperaban un Mesías, pero no un Dios hecho hombre. El asombro crece cuando
los griegos hicieron con los dioses una aberración de casamientos y lucha de
poderes, una bizarra creación de cualquier cantidad de divos por parte del
hombre. Para ellos la encarnación del Hijo de Dios es un absurdo, una locura y
una necedad. En el Dios cristiano vence el amor, vence la compasión y la
ternura. Reconciliar todo el universo, allanar la soberbia humana, romper el
egoísmo, destruir el pecado y vencer la muerte, sólo se podía lograr con un
Dios niño, un Dios pequeño, un Dios desarmado, un Dios con frío y hambre, un
Dios de meses, un Dios terreno. Y así es y tan es así que sucedió lo
impensable. Todo ser ocupa un lugar. Y el Dios omnipotente e infinito se
refugió en una cueva de pastores porque “no había lugar para él”; los humanos
no han querido compartir sus lotes y parcelas con él; y entonces su madre lo
acostó “allí” donde las vacas comen. Y todo ser vivo existe en un tiempo y
Herodes no quería para él ni un minuto y mandó matar a todos los bebés de donde
habría de nacer el Mesías. Y el tiempo del Niño Dios duró muy poco. Dios de 33
años. Que el Niño Dios no quite mucho tiempo a los hombres; mejor que ellos se
lo quiten a Él. Y le dieron permiso para 33 años de tiempo. El lugar y el
tiempo son indispensables, pero a Dios le bastó para amar un pesebre y unos
cuantos años.
ORATIO: Niño Jesús, hoy quiero
cantarte villancicos y aprender de ti que para el que ama no hay imposibles.
Quiero contemplarte largamente y aprender que el amor siempre busca la manera.
Quiero agradecerte que hayas estado siempre conmigo, que hayas pagado mis
culpas y vencido mis oprobios. Gracias Niño Jesús por tanta humildad y tanto
amor. Te amo con todo mi corazón.
CONTEMPLATIO: El amor busca la manera
ACTIO: Ejercicios de navidad. El amor tiene siempre
una salida. Aceptar una enfermedad mortal, perdonar lo imperdonable,
reconciliarse con el criminal, tender una mano al indecente y asqueroso, salir
de una adicción de droga o de alcohol, alegrarse a pesar de la peor de las
desgracias. Es Navidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario