jueves, 26 de diciembre de 2013

LECTIO DIVINA Por causa Suya

INVOCATIO: Yo pongo mi vida en tus manos.


LECTIO: Hech

6,8-10;7,54-60;8,2. Lapidación de Esteban. Sal 30,3-4.6.8.17-17.

Sé ara mí una roca protectora, un baluarte

donde me encuentre a salvo. Mt 10,17-22 Los

entregaran a los tribunales y los azotarán en sus sinagogas por causa mía…


MEDITATIO: Hay una gran diferencia entre culpa y causa. Esteban termina

apedreado no por culpa del Niño Jesús sino por su causa, por su amor. Navidad

es el tiempo de lo imposible y de lo bizarro. El día que Dios se hace pequeño y

se enfunda en la piel y el candor de un bebé todo es posible. Posible que

mueran cientos de miles de las formas más bárbaras, lapidados, quemados,

ahogados, descoyuntados, decapitados, crucificados por causa de este bebé. Esteban

es un nombre griego que significa corona y es el primero de una cadena

interminable de mártires por causa del niño Jesús. El tiempo litúrgico es

simbólico, es compacto, es sugestivo. Ayer fue Navidad y hoy acaba de fallecer

un joven apuesto y gallardo por causa del Niño de Belén. Lo han llevado al

Sanedrín, lo acusan de blasfemo, abusivo y contrario a la ley mosaica. En la

sinagoga de los libertos, una chusma de fariseos y doctores de la ley piden la

pena capital. Mientras los apóstoles se dedicaban a la expansión de la buena

nueva,  El diácono, nacido para servir a

los pobres y a las viudas, defiende la igualdad de los judíos oriundos de

Cirene, Alejandría y Asia frente a los pretensiosos de la supremacía de quienes

están en Jerusalén. Pero si aún suenan las flautas de los pastores, y se

contempla la danza de las estrellas, se oyen los coros de los ángeles y los

clarines y las trompetas con hosannas y aleluyas. La fiesta no ha terminado, el

champán no está servido y ya repican las campanas de muerto. Nada tiene de

extraño si se piensa que el Niño Jesús está aquí para dar la vida y lo primero

que ha hecho al ver la luz es llorar; y su madre lo ha envuelto en pañales y no

pasará mucho tiempo sin que el mundo lo despoje de su ropa y lo deje en paños,

otra vez, sobre la cruz. Y no es de extrañar que la tradición acurruque al niño

sobre un pesebre en forma de sarcófago pequeño para significar la muerte que da

vida. Estirando más las figuras, también se podrá ver en la paja seca, áspera y

puntiaguda, los mismos picos punzantes de la corona de espinas en el Calvario.

En Belén nació el Mesías que habría de salvar muriendo en el patíbulo de la

cruz y con Él nació la pléyade de mártires que lo dieron todo por su causa. El

rechazo de la posada en Belén y la acogida de la cueva de los animales presagia

la suerte de todo cristiano auténtico; el mundo le pondrá cara de fuchi, lo

habrán de marginar, lo llevarán a los tribunales, lo acusarán de todo crimen

imaginable y su “stafanus” o corona de victoria será el merecimiento del

martirio en cualquiera de sus formas. En esta perspectiva, el primero de los

mártires no es ningún superhombre, sino tan sólo el estilo propio y el aire

familiar de todo cristiano. Un arco trasparente se levanta desde Belén hasta el

Calvario y desde que al Niño Jesús se le ocurrió dar la vida por el hombre, la

muerte dejó de ser una tragedia y un castigo, y se ha convertido para el hombre

en el mejor de los modos de pasar de este mundo por causa Suya.


ORATIO: Niño Jesús, alegría y gloria

de Belén. ¿Quién no daría la vida por ti si tú la diste primero, si tú amaste

primero? Quiero yo Jesús dar mi vida por ti, sin importarme cómo sea, dónde

sobrevenga o cuándo suceda. Amor con amor se paga. Tú la diste por mí, yo la

daré por ti. Tú naciste por mí, yo naceré a la vida eterna por ti, si tú me

ayudas, si perdonas mis pecados, si aumentas mi fe, si fortaleces mi debilidad.


CONTEMPLATIO:  Por causa Suya 


ACTIO: Ejercicios de navidad. Dar la vida es otra

manera de decir amar. Dar a luz es dar vida, pero en el parir no termina todo.

Después del parto la madre sigue dando la vida por el bebé. Alimentar, abrazar,

proteger, vigilar, bañar, dormir, entretener, sonreír, educar y tantas cosas

más. Dar la vida por un bebé, por un proyecto, por una causa, por el Niño

Jesús. Si amar es dar la vida, hay muchos enfermos, prójimos, ancianos, niños

desamparados, presos, familiares, amigos y contactos que amar. ¿Qué vida les

das? ¿Cómo les das la vida? ¿Cuándo les estás dando tu vida?

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