domingo, 29 de diciembre de 2013

LECTIO DIVINA Un Dios en casa

INVOCATIO: Encontraron a María, a José y al Niño

recostado en el pesebre.


LECTIO: Ecli 3,3-7.14-17. El que honra a su padre encontrará alegría en sus hijos y cuando ore, será

escuchado. Sal 127,1-5. Tus hijos serán como retoños

de olivo alrededor de tu mesa. Col 3,12-21. Mujeres, respeten a su marido como corresponde a los

discípulos del Señor. Maridos, amen a su mujer, y no le amarguen la vida.

Hijos, obedezcan siempre a sus padres, porque esto es agradable al Señor. Mt 2,13-23. Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Cuando murió Herodes,

José se levantó tomó al niño y a su madre y se estableció en una ciudad llamada

Nazaret.


MEDITATIO:  Algo debe tener la

realidad de una familia cuando el mismo Dios quiso llamarse Padre, Hijo y

Espíritu Santo. La propagación de la especie humana en unidades familiares ha

existido siempre y en todas las culturas. El cuarto mandamiento del decálogo

apunta a la unidad y autoridad de la familia por el respeto de los hijos a los

padres. El Hijo de Dios vino al mundo no como un meteorito caído del cielo,

sino en familia. Nada de sangre real ni de palacios y alfombras, pero nacido de

María desposada con José. La familia después de la muerte de Herodes se

estableció en una casa de Nazaret y tan ordinaria y común debió ser la vida

privada del Señor que en no más de 3 líneas de texto se consignaron 30 años de

vida en familia. Muchas son las fiestas litúrgicas durante la vida pública del

Señor. Del silencio y encierro en Nazaret, la Iglesia toma muchas lecciones,

pero celebra sólo la fiesta de la Sagrada Familia. La familia humana le dio el

apellido, la educación, los modales, la forma de vestir y de comer. Del padre

se aprende el arte del trabajo, la responsabilidad, el orden, la autoridad. De

la madre se aprende el amor, la bondad, la contemplación, la actitud de

servicio, la resignación, la valentía. Del seno de la familia, Jesús

experimentó la artesanía, el oficio de pastor y la pérdida de las ovejas; la

semilla de mostaza, la de trigo y la cizaña en los campos sembrados en terreno

pedregoso y en tierra fértil; la higuera, los dátiles y la clemencia del

tiempo; el agua de pozo, las vides y las torres; los trabajadores asalariados y

los enamorados del trabajo y del porvenir. De la familia, el Señor tomó todos

sus temas de enseñanza y adoctrinamiento. De la familia aprendió a curar a los

enfermos y atender con premura y desgaste las necesidades de los vecinos.

Habría el pedigüeño de todas horas, la viuda de la periferia, el enfermo de la esquina,

el fariseo y el doctor de la ley. De la familia el Señor toma las costumbres,

los hábitos, los valores, los modos de ser. Jesús, en calidad de “verdadero

hombre”, de no ser Nazareno, de no ser pueblerino, tal vez sería Jerosolimitano

o Sidonense, y sus gestos y costumbres, en cuanto hombre, serían otras. Pero

fue hijo de carpintero –así lo identificaron- y a su madre apenas se menciona

en los textos sagrados. Jesús toma un aire de familia modesto, austero,

sencillo, discreto, piadoso. No es de metrópoli ni de capital de estado, es aldeano,

es provinciano, es.., por decirlo así, ranchero. Independientemente de las

circunstancias externas, el mensaje del Dios nacido en Belén es tan humano y

carnal que escandaliza y es calificado de necedad. Un Dios hecho carne, un Dios

de familia y de aldea. Ya nadie necesita ser teólogo, ni gran pensador. Dios

nació hombre de familia, al alcance de los pastores, en medio de los borricos y

las ovejas. Así quiso el Dios altísimo venir al mundo. De lo que nadie está

seguro es del concepto que hoy los humanos quieren hacer de la familia, cuando

los géneros ya son más de dos, la generación es de muchas maneras, la

convivencia y crecimiento de los niños se contempla también sin padres

biológicos. 


ORATIO: Niño Jesús, que quisiste de

María en una cueva y crecer en la sencillez y silencio de Nazaret, ayúdame a

quitar de mi vida y de mi entorno las barreras que impiden los lazos

familiares. Gracias por tu ejemplo de sumisión, respeto y amor a José y María,

por tu ejemplo de silencio y laboriosidad en familia, por tu ejemplo de

sencillez y pobreza en el hogar de Nazaret. 


CONTEMPLATIO:  Un Dios en casa 


ACTIO: Ejercicios de navidad. En la jerarquía de

valores de la vida, Dios, el amor y la familia vienen en paquete y son lo

primero. Intensificar la convivencia con la familia. Empeño en la construcción

de la familia. Invertir tiempo en la educación de los hijos. Visión clara del

futuro de cada uno de los hijos y de la familia en conjunto. Los pilares indispensables

de la familia son la unidad, la alegría, la colaboración. Columnas de carga, el

respeto, la paz, la servicialidad, el cariño entrañable.

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