Misión
INVOCATIO: El Señor es mi luz y mi salvación
LECTIO: Is 8,23-9,3. El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz. Sal 26,1-4.13-14.
El Señor es mi luz y mi salvación. 1Cor 1,10-14.16-17. Los primeros cristianos no pueden estar divididos porque Cristo murió por
todos. Cristo envió a Pablo a anunciar esta buena noticia. Mt
4,12-23. Jesús llamó a los primeros discípulos para que
colaboren en la misión redentora.
MEDITATIO: En la actualidad cualquier empresa presenta en pocas líneas su
misión y su visión para que los clientes tengan muy claro su propósito y
orientación. Las lecturas de hoy podrían traducirse en un esquema empresarial y
responder a la pregunta de cuál es la misión y visión de la Iglesia según la
mente de su Fundador. El hombre había sido creado en amistad con Dios, con
belleza sin igual pues reflejaba la imagen de Dios. Pero por el pecado, perdió
su brillo y su luz. Es entonces que el Creador decide la redención, para lo
cual habrá necesidad de enviar a su mismo Hijo, en calidad de Mesías redentor.
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz. El evangelista Mateo
aplica el oráculo de Isaías a la venida de Jesús al mundo. Y el nazareno al
iniciar su ministerio define su misión y visión. La misión de Jesús es salvar a
todos los hombres. ¿Cómo? Llamando a cada uno por su nombre; iluminando su
vida, su camino y su dignidad; invitándolos a colaborar en el anuncio de la
buena noticia. La visión es obtener una comunidad de seguidores unida, santa,
universal, misionera. Se esperaba otra misión y otra visión del Mesías descrito
en el antiguo testamento. Se esperaba una acción guerrera que pisoteara a los
enemigos de Israel, se esperaba la exaltación de la nación judía como el único
pueblo elegido de Dios. Pero el Mesías llegó sin ínfulas, sin armas, sin túnicas
elegantes. Todas las vicisitudes que sufre el pueblo estuvieron esperando a un
Mesías humilde y manso. Y no se instaló en la gran Jerusalén, sino en la
Galilea de los gentiles, donde había griegos y paganos. Toda la historia
veterotestamentaria quería llegar al llamado de todos los hombres y no a un
solo pueblo. En Israel estaba prefigurada toda la humanidad y en el amor por
Israel el amor universal del Señor. Y no vino el Mesías a ser servido sino a
servir, a salir en busca de las ovejas perdidas, las enfermas, las hambrientas
de su palabra. Todo el Antiguo testamento estuvo preparando el talante
misionero y apostólico del Mesías. Y no inició el Mesías armando un gran
ejército para destrozar a los enemigos de Israel, sino más bien invitando a los
de profesión más simple e iletrada: a los pescadores del lago de Tiberíades. Toda
la historia sagrada atestigua que Dios preparaba algo grandioso con medios
simples: el desierto, las tiendas de campaña, el pastoreo de las ovejas. El
resultado es una Iglesia donde caben todos, donde no hay compartimentos
especiales, donde todos son necesarios y todos son llamados por nombre y donde
todos han de hacer apostolado. Cristo sigue llamando en la calle y en los
talleres mecánicos y en las oficinas de gobierno y en la empresa pequeña,
mediana y grande y en las aulas de escuela y universidad. Y a todo ser humano
le da el título de apóstol, evangelizador y misionero.
ORATIO: Señor
Jesús, has venido a mi orilla, me has llamado por mi nombre, has iluminado mi
senda. Dejaré mis redes para ir tras tus huellas. Elevaré mi voz para anunciar
la buena nueva. Iré, como tú, a encender corazones, curar al enfermo, visitar
al encarcelado, instruir a la multitud, vestir al desnudo y dar de comer al
hambriento.
CONTEMPLATIO: misión
ACTIO: Ejercicio. Llamar, iluminar, invitar. La
misión es de todos. Unir, santificar, misionar. La visión es de todos. Mucho
por hacer, mucho por dar testimonio, mucho por anunciar. Escribir con mis
palabras la misión y visión que tengo como cristiano y apóstol en el mundo de
hoy.
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