INVOCATIO: ¡Vamos a la casa del Señor!
LECTIO: Is 2,1-5. De Sión saldrá la ley; de Jerusalén, la palabra del Señor. Sal 121,1-9.¡Qué alegría cuando me dijeron “vamos a la casa del Señor”! Rm 13,11-14.Pertrechémonos de las armas de la luz. Conduzcámonos como en el día. Vístanse del Señor Jesucristo. Mt 24,13-44.Estén preparados porque a la hora que menos piensen, vendrá el Hijo del hombre.
MEDITATIO: Aguardar en la sala de espera de un dentista puede ser algo aburrido y enervante; esperar un vuelo de conexión, algo inquietante e impaciente; esperar, por otro lado, el cumpleaños o la cita con la novia, algo lleno de ilusión y expectativa. Algunos jóvenes experimentan por razón de estudios, noviazgos a distancia. Muchas padres de familia, por razones de trabajo, se ven obligados a emigrar. Muchos misioneros, por el reino, dejan su casa y su patria. En todos los casos, la añoranza por el ser querido duele, se impacienta, le urge que venga el amado. Cuando llega la hora de volver, todo se convierte en ansia y mezcla de amor. Así pasa con el cristiano embebido del Señor Jesús. Las campanas han empezado a repicar. Viene el Señor; no se sabe bien a qué hora, pero es un hecho y la preparación no se ha dejado para más tarde. Hay que salirle al encuentro con buenas obras. Que no es un cualquiera, viene el Hijo de Dios en pañales. Que viene el Amor. Me imagino a una adolescente en espera del amor de su vida después de un año de estudios en el extranjero… O al papá de regreso al hogar después de un tiempo de arduas labores. Cuatro semanas largas y enjundiosas de espera. Parece mucho, pero Israel ha suspirado por un Mesías siglos y más siglos y la espera continúa. Isaías dice que al final de los tiempos vencerá el bien sobre el mal; el amor sobre el odio; la luz sobre las tinieblas. Lo que haya de mal, odio, tinieblas sobre el Planeta, el Mesías lo cambiara por bien, amor, luz. El Salmo expresa bien la alegría de caminar de prisa hacia el encuentro de Jesús. El Evangelio, como es costumbre, usa la imagen del ladrón. Nadie sabe cuando asaltan los ladrones; pero de seguro es en el momento más inesperado. La imagen usada Jesús puso en guardia gozosa las primeras comunidades. El amor se ha decidido entrar en el callejón de la historia. Pisará los caminos polvorientos y tendrá que aprender a comer, caminar y trabajar la madera; y luego también obedecer. Una de las maneras que entonces se acostumbraba para dar la bienvenida al viajero era encender velas, pues no había electricidad, de modo que el Señor viera el camino. Armarse de luz sugiere disipar la oscuridad; iluminar los senderos; acopiar aceite para las lámparas y desechar toda penumbra de la vida personal; lo oscuro que resulta de los resentimientos, los rencores, las inculpaciones y las venganzas. Viene el amor y sólo se puede iluminar con amor, con perdón, con benevolencia y caridad. Cuatro semanas de espera; espera de amor al amor que viene. Iluminar la espera de la luz que ya está en el alba. Reparar las relaciones rotas, perdonar al que ha hecho daño, silenciar los defectos y las imperfecciones de los demás. Alentar al desanimado, acoger al rechazado, socorrer al desvalido, son ejemplos de luz, de espera amorosa.
ORATIO: Señor Jesús, la avalancha de noticias de guerra entre naciones; muertes por huracanes y tifones; abusos y violaciones de los derechos de los indefenso, crean en nosotros desencanto y depresión. Apresúrate, Señor, no tardes. Ven al mundo y restáuranos; restablece el daño que causa el apego al pecado y a la maldad.
CONTEMPLATIO: Amorosa espera
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