jueves, 26 de septiembre de 2013

Rehacer al hombre

 
INVOCATIO: El Señor ama a su pueblo.
 
LECTIO Ag 1, 1-8. El profeta Ageo habla a la comunidad: Suban a la montaña, traigan madera y reconstruyan la casa. Sal 149, 1-6. 9. El Señor tiene predilección por su pueblo y corona de triunfo a los humildes. Lc 9, 7-9. Herodes oye hablar de Jesús y quiere verlo.
 
MEDITATIO: Con frecuencia se cree que la profecía es una especie de visión anticipada del destino, lo que resulta inexacto, si no falso, en la Sagrada Escritura. La función del profeta no era tanto «predecir» el futuro cuanto «hablar delante del pueblo», ser mediador e intérprete de la voluntad de Dios para la nación elegida. En Israel hubo profetas desde los primeros tiempos. Eran llamados por Dios y enviados a transmitir su palabra, su juicio sobre los acontecimientos o los comportamientos. Después de la deportación babilónica y un extenuante exilio, el pueblo elegido regresa a casa. Reconstruir la nación de Yahvé es tarea de titanes. El desaliento es mayúsculo y muchos tiran la toalla. El profeta Ageo, enviado de Dios para animar la reconstrucción sobre cenizas, pone el pueblo a trabajar y soportar un ritmo pesado de sol a sol. Hay mucho por hacer y la responsabilidad es de todos. No es sólo el templo, Jerusalén fue arrasada por las tropas de Nabucodonosor y está todo por hacer. En medio de la desolación aparente, ya es mucho estar de nuevo en casa. Se precisa entonar un canto de alabanza y gratitud al Señor, porque nuevamente ha mostrado su predilección por su pueblo y ha coronado con el triunfo a los humildes. El profeta Ageo se encarga de sacar coraje y valor de los corazones deprimidos y abatidos. Mientras más lamentable es la ruina del hombre, más grande se muestra la grandeza de Dios. El Tetrarca Herodes se enteró de todos las enseñanzas, milagros y prodigios de Jesús y estaba sumamente desconcertado. El talante del nazareno se parecía en todo a un profeta magnífico. Los tiempos de la ocupación romana pedían a gritos un gran profeta. Por todo el Evangelio surgen voces de alegría y esperanza porque al ver que Jesús enseña con autoridad y obra portentos, deducen que el Señor se ha acordado de su pueblo y ha suscitado a un gran profeta. Herodes está perplejo porque el último profeta de Israel había sido tan incómodo que lo mandó asesinar. “A Juan lo hice decapitar yo” –decía- “entonces, ¿quién es éste del que oigo hablar semejantes cosas?” Y buscaba verlo. Herodes se hacía pasar como el tres veces rey por una ficticia autoridad sobre Judea, Perea y Triconítide. En realidad existía una vieja amistad con los romanos, desde su padre, Herodes el grande, y Roma le permitía una titularidad pero sin gobierno. El Tetrarca buscaba ver a Jesús por remordimientos de conciencia. No podía soportar sus crímenes y su conducta inmoral. Jesús ha venido a reconstruir la nación hecha añicos por el pecado de hipocresía de los fariseos, el pecado de miedo de los discípulos, el pecado de idolatría de la gente, el pecado de traición de los pueblos paganos. Reconstruir al hombre es la tarea. Armar el rompecabezas. Devolver la imagen de Dios a un amasijo de colores y formas. Tal parece que es la misma tarea del hombre del siglo XXI. Rehacer la humanidad, hacer limpia de la inseguridad, las protestas violentas, el libertinaje moral y el ateísmo galopante. Nunca tuvo la humanidad una tarea más espectacular y desafiante. Rehacer y reconstruir al hombre.

ORATIO: Señor, ¿no te cansas de tanto esperar? Toda la historia de la salvación es echarnos fuelle. Conversión, volver a ti, acercarnos a ti, amarte con toda la mente, el corazón y las fuerzas, pero en libertad. Me asombra que no impongas nada, sólo invitas. “El que quiera, que me siga”. La tarea de profetizar es más actual que nunca. Reflejar el resplandor de tu imagen en el prójimo.

CONTEMPLATIO:  Rehacer al hombre
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ACTIO: Ejercicio de trabajo. El trabajo espiritual es todo un arte de construcción del hombre nuevo en Cristo. El trabajo exige un programa espiritual con metas, medios, objetivos, visión y misión, fortalezas y debilidades personales. El trabajo exige un Director espiritual y un confesor. El trabajo exige una voluntad seria de ejecución implacable. El trabajo exige mucho amor. 

Herodes oye hablar de Jesús

Lucas 9, 7-9. Tiempo Ordinario. Nosotros también tenemos ganas de ver a Cristo, queremos conocerle y estar con El.
Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Lucas 9, 7-9

En aquel tiempo se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba, y estaba perplejo; porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, que Elías se había aparecido; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado.
Herodes dijo: A Juan, le decapité yo. ¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas? Y buscaba verle.


Oración Introductoria

Espíritu Santo, ven a mi encuentro, guía mi oración, para conocerte, no por curiosidad, sino porque quiero seguirte y amarte más. Ilumina mi mente y despierta en mí el deseo de vivir con entusiasmo y, sobre todo, con mucho amor.

Petición

Señor, purifica mi intención en este momento de oración y en todas las actividades de este día.

Meditación del Papa Francisco

Dejaron su casa, llevaron consigo quizá pocas cosas; no tenían seguridad, pero fueron de sitio en sitio anunciando la Palabra. Llevaban consigo la riqueza que tenían: la fe. Aquella riqueza que el Señor les había dado. Eran simples fieles, apenas bautizados desde hacía un año o poco más, quizá. Pero tenían el coraje de ir a anunciar. ¡Y les creían! ¡E incluso hacían milagros! "Muchos endemoniados expulsaban espíritus impuros, dando grandes gritos, y muchos paralíticos y lisiados fueron curados". Y al final "¡hubo gran alegría en aquella ciudad!". Había ido también Felipe. Cuando hacemos esto, la Iglesia se convierte en una Iglesia Madre que genera hijos», hijos de la Iglesia que testimonian a Jesús y la fuerza del Espíritu. Estos cristianos -cristianos desde hacía poco tiempo- tuvieron la fuerza, el coraje de anunciar a Jesús. Lo anunciaban con las palabras, pero también con su vida. Suscitaban curiosidad: "Pero... ¿quiénes son estos?". Y ellos decían: "Hemos conocido a Jesús, hemos encontrado a Jesús, y lo llevamos". Tenían solo la fuerza del bautismo. Y el bautismo les daba este coraje apostólico, la fuerza del Espíritu". (S.S. Francisco, 17 de abril de 2013).

Reflexión

¿Quién es este hombre que congrega a las multitudes, este hombre que cura a los enfermos, este hombre que nos habla de un Reino nuevo y a quien el mar y el viento obedecen? ¿Es un reformador social? ¿Un nuevo profeta? ¿Un revolucionario? ¿O el hombre más genial de todos los tiempos?

Hoy nos surge también a nosotros el mismo deseo que a Herodes. Tenemos ganas de ver a Cristo. Queremos conocerle y estar con El.

Estamos contigo, Cristo. No podemos reprimir el decirte, como Pedro, "Tú eres el Hijo de Dios vivo". Gracias, Señor, por haber entrado en nuestras vidas. Por haber irrumpido en la historia de la humanidad. Por haber cambiado los destinos de los hombres.

Lo mismo que la historia se cuenta ahora a partir de tu nacimiento, queremos también que nuestras vidas se cuenten a partir de este encuentro contigo.

Ayúdanos a llevar esta Buena Noticia a los hombres, a cambiar la historia como Tú lo hiciste. Te buscamos, ven a encontrarte con nosotros y colma nuestros anhelos.

Herodes no sabía quién eras. Nosotros sabemos que Tú eres el Hijo de Dios, y que sólo Tú tienes palabras de vida eterna.

Propósito

En el lugar adecuado, darme el tiempo y el silencio necesarios para la oración. Queremos estar con Jesús, en este diálogo íntimo de hoy, en esta oración, en la que quiero ver Tu rostro para poder darlo a conocer a los nuestros.

Diálogo con Cristo

Gracias, Señor, por concederme la gracia, la confianza y el gran consuelo de poder dialogar contigo, porque por tu inmensa generosidad no sólo te conozco sino que tengo la seguridad que Tú siempre estás dispuesto a darme tu gracia y cercanía. Ayúdame a pasar este día haciendo el bien.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Hasta Que Maria Dió a Luz

En la Biblia, la palabra "hasta" es usada a menudo en una manera específica que implica solamente el cumplimiento de ciertas condiciones.
Autor: Carlos Caso-Rosendi | Fuente: http://voxfidei-apologetica.blogspot.com/

Muchos concluyen que José y María tuvieron relaciones matrimoniales después del nacimiento de Jesús. Para afirmar esto se apoyan en el texto de Mateo 1, 25, donde encontramos esta referencia a José y María que algunas versiones de la Biblia traducen generalmente así:
"Y no la conoció hasta que dio a luz un hijo, al cual le puso por nombre Jesús."
Sin embargo, concluir que este pasaje implica que José y María tuvieron relaciones después del nacimiento de Jesús es una seria malinterpretación del término "hasta que" en la manera en que es usado en las Escrituras. En la Biblia, la palabra "hasta" es usada a menudo en una manera específica que implica solamente el cumplimiento de ciertas condiciones. No indica nada acerca de lo que ocurre después de que esas condiciones sean cumplidas. Es evidente que San Mateo hace esta aclaración necesaria para indicar que el niño nació de María por medios divinos y no humanos. Por consiguiente, el versículo en cuestión no implica, en modo alguno, que José y María tuvieran relaciones después del nacimiento de Jesús. Los siguientes ejemplos nos ayudarán a clarificar el asunto sin lugar a dudas:
1 Corintios 15, 25 - Porque debe él reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies.
Claramente, Jesús reinará también después de que haya subyugado a todos sus enemigos.
Mateo 28, 18-20 - Estoy con vosotros hasta el fin del mundo.
¿Quién concluiría que Jesús no estará con nosotros después del fin del mundo? Sin embargo, deberíamos aceptar esta interpretación si también concluimos que José y María tuvieron relaciones después del nacimiento de Jesús.
2 Samuel 6, 23 - Y Mical, hija de Saúl, no tuvo hijos hasta el día de su muerte.
Difícilmente hubiera sido posible para Mical el tener hijos después del día de su muerte. No obstante, si queremos ser consistentes, deberíamos asumir que sí los tuvo si afirmamos que José y María tuvieron relaciones después de que Jesús nació, aduciendo las implicaciones de la frase "hasta que".
Deuteronomio 34, 5-6 - Allí murió Moisés, el servidor del Señor, en territorio de Moab, como el Señor lo había dispuesto. El mismo lo enterró en el Valle, en el país de Moab, frente a Bet Peor y nadie, hasta el día de hoy, conoce el lugar donde fue enterrado."
Todavía nadie sabe dónde está enterrado Moisés, por supuesto, aunque ya hayan pasado miles de años desde que se escribió este relato. Es claro que el uso de la frase "hasta el día de hoy" no implica necesariamente la cesación de lo que se afirma antes de dicha frase.
1 Macabeos 5, 53 - Durante todo el trayecto, Judas fue recogiendo a los rezagados y animando al pueblo hasta llegar a la tierra de Judá.
Resulta obvio que Judas Macabeo no cesó de animar al pueblo luego de haber llegado a la tierra de Judá.
Juan 5, 17 - Pero Jesús les replicó: "Mi Padre trabaja hasta ahora y yo también trabajo".
¿Dejó el Padre de trabajar después de que Jesús pronunció esta frase? Obviamente no.

Ecos de la JMJ

«La Jornada Mundial de la Juventud nos recuerda la gran noticia de la historia: que somos amados por Dios, que es nuestro Padre, y que Jesús ha venido a salvarnos», destacó el Papa, reanudando sus audiencias generales, después de la tradicional pausa del verano romano.

Recibido con grandes muestras de cariño en la Plaza de San Pedro, dio comienzo a su encuentro semanal con miles de fieles romanos y peregrinos, que acudieron para recibir su bendición y escuchar su catequesis.

Ecos de la JMJ
En esta audiencia general, la número 15 de su pontificado – la última fue la del 26 de junio pasado – el Obispo de Roma hizo hincapié en la importancia de la JMJ, con su profunda gratitud a Dios y a Nuestra Señora de Aparecida, por haberlo acompañado en esta peregrinación y primer viaje apostólico internacional.

Puso de relieve también la importancia de la Virgen conocida con esta advocación, para la Iglesia en Brasil y en América Latin a, y evocando el viaje que realizó su amado predecesor Benedicto XVI.

«Vayan y hagan discípulos de todas las naciones», con el lema de este gran evento de fe, que nos recuerda la gran noticia del amor de Dios, que nos envió a su Hijo Jesús, el Santo Padre alentó a llevar la luz de Cristo a las periferias de la existencia. Para resumir la bellísima experiencia de Río de Janeiro, el Papa propuso tres palabras: acogida, fiesta y misión.

Texto completo de las palabras en español del Papa:
»Queridos hermanos y hermanas:
Aunque ya ha pasado más de un mes, quisiera recordar en la catequesis de hoy la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro. En primer lugar, doy gracias a Dios y a Nuestra Señora de la Aparecida por las gracias alcanzadas. También quiero agradecer a los brasileños, a sus autoridades, a sus parroquias y a las familias, su fraternal acogida. Para resumir esta experiencia, les propongo tres palabras.

»La pri mera es acogida, que crea vínculos de amistad, que perduran sobre todo en la oración.

»La segunda es fiesta, fiesta con los hermanos, pero, sobre todo, fiesta con el Señor: Juntos hemos rezado, adorado; ha sido una fiesta de la fe.

»Y, finalmente la tercera: misión. Jesús envía a los discípulos: «Vayan», salgan de ustedes mismos, y lleven la luz y el amor a las periferias de la existencia. Y añade: «Yo estaré con ustedes».

»Sin Él no podemos hacer nada; con Él, cualquier joven puede ser una esperanza para Dios, y para los demás: ¿Quieren ser esa esperanza? ¿Se atreven a transformar el mundo, a hacerlo más justo y más hermoso? La Jornada Mundial de la Juventud nos recuerda la gran noticia de la historia: que somos amados por Dios y Jesús ha venido a salvarnos. Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular al grupo de oficiales venidos desde Colombia, así como a los fieles provenientes de España, A rgentina, México y los demás países latinoamericanos. Invito a todos a que la acogida, la fiesta y la misión vividas en Brasil no sean un mero recuerdo, sino el alma de nuestras vidas y comunidades. Gracias.»

Traducción completa del texto de la catequesis del Papa en italiano
»Reanudamos el camino de las catequesis, después de las vacaciones de agosto, pero hoy quiero contarles acerca de mi viaje a Brasil, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. Ha pasado más de un mes, pero creo que es importante volver sobre este evento, pues la distancia de tiempo permite captar mejor el sentido.

»En primer lugar quiero dar las gracias al Señor, porque Él lo guió todo con su providencia. ¡Para mí, viniendo de las Américas, fue un bonito regalo! Y por ello agradezco también a Nuestra Señora de Aparecida, que acompañó todo este viaje: hice la peregrinación al gran santuario nacional de Brasil, y su venerada imagen estaba siempre presente en e l escenario de la JMJ. Estaba muy feliz por eso, porque Nuestra Señora de Aparecida es muy importante para la historia de la Iglesia en Brasil, pero también para toda América Latina; los Obispos latino-americanos y del Caribe en Aparecida vivimos una Asamblea General, con el Papa Benedicto: una etapa muy importante del camino pastoral en aquella parte del mundo en la que vive la mayor parte de la Iglesia católica.

»Aunque ya lo he hecho, quiero renovar mi agradecimiento a todas las autoridades civiles y eclesiásticas, a los voluntarios, a la seguridad, a las comunidades parroquiales de Rio de Janeiro y de otras ciudades en Brasil, donde los peregrinos fueron recibidos con gran fraternidad. De hecho, la acogida de las familias brasileñas y de las parroquias fue una de las características mas bonitas de esta JMJ. Buena gente estos brasileños. Tienen un corazón muy grande.

»La peregrinación siempre implica inconvenientes, pero la acogida ayuda a super arlos y, de hecho, los transforma en ocasiones para el conocimiento y la amistad. Nacen lazos que luego, se mantienen, sobre todo en la oración. También así crece la Iglesia en todo el mundo, como una red de verdaderos amigos en Jesucristo, una red que te prende y a la vez te libera. Así pues, acogida, esta es la primera palabra que surge de la experiencia del viaje a Brasil.

»Otra palabra clave puede ser fiesta. La JMJ es siempre una fiesta, porque cuando una ciudad está llena de chicos y chicas que vagan por las calles con banderas de todo el mundo, saludándose, abrazándose, esto es una verdadera fiesta. Es una señal para todos, no sólo para los creyentes. Pero después está la fiesta más grande que es la fiesta de la fe, cuando alabamos al Señor juntos, cantando, escuchando la Palabra de Dios, permaneciendo en silencio de adoración: todo esto es la culminación de la JMJ, es el verdadero propósito de esta peregrinación, y se vive de una manera particula r en la gran Vigilia del sábado por la noche y en la Misa final. Ésta es pues la gran fiesta, la fiesta de la fe y de la fraternidad, que inicia en este mundo y que no tendrá fin. ¡Pero esto sólo es posible con el Señor! Sin el amor de Dios no hay verdadera fiesta para el hombre!

»Acogida, fiesta. Pero no puede faltar un tercer elemento: la misión. Esta JMJ se caracterizó por un tema misionero: "Vayan y hagan discípulos de todas las naciones”. Hemos oído la palabra de Jesús: es la misión que nos ha dado a todos. Es el mandato de Cristo resucitado a sus discípulos: ¡"Vayan”, salgan de si mismos, de toda cerrazón para llevar la luz y el amor del Evangelio a todos, hasta las extremas periferias de la existencia!

»Y fue precisamente ese mandato de Jesús que he confiado a los jóvenes que llenaban la inmensa playa de Copacabana. Un lugar simbólico, la orilla del océano, que parecía sugerir la orilla del lago de Galilea.

»Sí, p orque aún hoy en día el Señor repite: " Vayan... " y agrega: " Yo estoy con vosotros, todos los días ...". Esto es fundamental !Sólo a través de Cristo podemos llevar el evangelio. Sin Él no podemos hacer nada - nos lo ha dicho Él mismo ( cf. Jn 15,5). Con él, en cambio, unidos a Él, podemos hacer mucho. Incluso un chico, una chica, que a los ojos del mundo cuenta poco o nada, ante los ojos de Dios es un apóstol del Reino, ¡es una esperanza para Dios! A todos los jóvenes quisiera preguntar con fuerza: ¿Quieren ser una esperanza para Dios? ¿Quieren ser una esperanza para la Iglesia? Un joven corazón que acoge el amor de Cristo, se convierte en esperanza para los otros, ¡es una fuerza inmensa! ¡Vosotros chicos y chicas, todos los jóvenes deben transformarse en esperanza!

»Abran las puertas hacia un mundo nuevo de esperanza. Ésta es su misión ¿Quieren ser esperanza para todos nosotros? Pensemos en lo que significa aquella multitud de jóvenes que han encontrado a Cristo resucitado, en Río de Janeiro, y llevan su amor en la vida de cada día, lo viven, lo comunican. No terminan en los periódicos, porque no cometen actos violentos, no hacen escándalos, y por lo tanto no son noticia. Pero si permanecen unidos a Jesús, construyen su Reino, construyen fraternidad, comparten obras de misericordia, ¡son una fuerza poderosa para que el mundo sea más justo y más hermoso, para transformarlo! Pido ahora a los chicos y chicas: ¿tienen ustedes la valentía de asumir este reto? ¿Se animan para ser esta fuerza de amor y de misericordia que tiene el coraje de querer cambiar el mundo?

»Queridos amigos, la experiencia de la JMJ nos recuerda la verdadera y gran noticia de la historia, la Buena Nueva, a pesar de que no aparece en los periódicos y en la televisión: somos amados por Dios, que es nuestro Padre y que envió a su Hijo Jesús para que estuviera cerca de cada uno de nosotros y nos salve. A salvarnos y a perdonarnos todo, porque Él siempre perdona. Porque Él es bueno y misericordiosos. Acordaos: acogida, fiesta, misión: tres palabras. Que estas palabras no sean solo un recuerdo de lo que sucedió en Río, sino que sean el alma de nuestra vida y la vida de nuestras comunidades. Gracias.

Llamamiento por la paz
Culminando su audiencia general, el Santo Padre renovó su apremiante llamamiento en favor de la paz y su invitación a participar en la jornada de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio y en el mundo entero.

En particular, dirigiéndose a los fieles de lengua árabe, especialmente a los provenientes de Irak, Jordania y Egipto, el Papa alentó a «unirse siempre a Cristo, edificando su Reino con la fraternidad, el compartir y las obras de misericordia». «¡La fe es una fuerza poderosa capaz de hacer que el mundo sea más justo y más bello!», exclamó el Obispo de Roma y alentó a ser «una presencia de la misericordia de Dios y a testimo niar al mundo que las tribulaciones, las pruebas, las dificultades, la violencia y el mal no podrán derrotar nunca a Aquel que derrotó la muerte: Jesucristo».

Este fue el llamamiento del Papa invitando a la jornada del sábado, 7 de septiembre, víspera de la Natividad de María Reina de la Paz:

«El próximo sábado viviremos juntos una jornada especial de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio y en el mundo entero. También por la paz en nuestros corazones. Porque la paz empieza en el corazón. Renuevo mi invitación a toda la Iglesia a vivir intensamente este día, y, desde ahora, expreso mi gratitud a todos los hermanos cristianos, a todos los hermanos de otras religiones y a los hombres y mujeres de buena voluntad que se quieran unir, en los propios lugares y modos, a este momento. Exhorto en particular a los fieles romanos y a los peregrinos a participar en la vigilia de oración, aquí, en la Plaza de San Pedro, a las 7 de la tarde , para invocar del Señor el gran don de la paz. ¡Que se eleve fuerte en toda la tierra el grito de la paz!»

www.somostuiglesia.com

No toméis nada para el camino

Lucas 9, 1-6. Tiempo Ordinario. Poner toda mi confianza en Dios y no en mis propios recursos.
Autor: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Lucas 9, 1-6

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades; y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar. Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni plata; ni tengáis dos túnicas cada uno. Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis de allí. En cuanto a los que no os reciban, saliendo de aquella ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos. Saliendo, pues, recorrían los pueblos, anunciando la Buena Nueva y curando por todas partes.

Oración introductoria

Señor, quiero ponerme en camino para predicar tu Reino con mi testimonio de vida. Inicio poniendo en tus manos mi intención y te pido, en esta oración, que me concedas un corazón generoso y seguro de su misión, para la cual sólo necesito de tu gracia.

Petición

Jesús, dame tu gracia para ser un auténtico discípulo y misionero de tu amor.

Meditación del Papa Francisco

El sacerdote que sale poco de sí, que unge poco - no digo "nada" porque, gracias a Dios, la gente nos roba la unción - se pierde lo mejor de nuestro pueblo, eso que es capaz de activar lo más hondo de su corazón presbiteral. El que no sale de sí, en vez de mediador, se va convirtiendo poco a poco en intermediario, en gestor. Todos conocemos la diferencia: el intermediario y el gestor "ya tienen su paga", y puesto que no ponen en juego la propia piel ni el corazón, tampoco reciben un agradecimiento afectuoso que nace del corazón. De aquí proviene precisamente la insatisfacción de algunos, que terminan tristes, sacerdotes tristes, y convertidos en una especie de coleccionistas de antigüedades o bien de novedades, en vez de ser pastores con "olor a oveja" - esto os pido: sed pastores con "olor a oveja", que eso se note -; en vez de ser pastores en medio al propio rebaño, y pescadores de hombres. Es verdad que la así llamada crisis de identidad sacerdotal nos amenaza a todos y se suma a una crisis de civilización; pero si sabemos barrenar su ola, podremos meternos mar adentro en nombre del Señor y echar las redes. (S.S. Francisco, 28 de marzo de 2013)..

Reflexión

¿Qué se necesita para predicar el Evangelio? Conocerlo. Nada más.

Vamos, pues, a descubrir dos lecciones que se esconden en este pasaje de san Lucas.

La primera es la profunda fe que debe tener el enviado a proclamar el Reino de Dios. Debe poner toda su confianza en Dios y no en sus propios recursos, sabiduría, medios técnicos, etc. Y esa fe exige también el desapego de las comodidades y la esperanza de que Dios proveerá todo aquello que necesite el apóstol para cumplir con su labor.

La segunda enseñanza va dirigida a los fieles que acogen al misionero, sacerdote o religiosa que viene de parte de Dios. Porque si ellos han entregado su vida, su tiempo y su esfuerzo para darnos a conocer lo más importante, ¿cómo vamos a despedirles sin darles ni siquiera de comer?

Jesús nos invita a atender las necesidades materiales de la Iglesia. Por ejemplo, ¿sabes cuántos seminaristas se están formando actualmente? ¿Y cómo lo harán para pagarse los estudios, la alimentación, el vestido, etc? Sería muy triste que un joven dejase casa, familia y amigos para abrazar la vocación sacerdotal y luego no tuviese medios para completar su formación.

Es buen momento para reflexionar en todo lo que nos da la Iglesia y ver qué aportamos nosotros a cambio.

Propósito

Acercar a Cristo, con mi oración y atención, a quien esté pasando por la enfermedad.

Diálogo con Cristo

Señor, el mundo necesita apóstoles santos. La persona «moderna» se caracteriza por su insensibilidad e indiferencia ante las necesidades de los demás. Por eso confío en que esta oración me ayude a pasar mi vida haciendo el bien, pensando bien, hablando bien y dando no sólo lo que tengo, sino sobre todo, lo que soy, con sencillez y generosidad.

Francisco: Es triste ver una Iglesia «privatizada» por pequeños grupos

Queridos hermanos y hermanas, buenos días:


En el «Credo» decimos «Creo en la Iglesia, una», profesamos por lo tanto que la Iglesia es única, y que esta Iglesia es en sí misma unidad. Pero si miramos a la Iglesia católica en el mundo descubrimos que abarca a cerca de tres mil diócesis repartidas en todos los continentes: ¡muchas lenguas, muchas culturas! Aquí están obispos de diferentes culturas, de muchos países. Está el obispo de Sri Lanka, el obispo de Sudáfrica, un obispo de la India, hay muchos aquí ... Obispos de América Latina. ¡La Iglesia está dispersa por todo el mundo! Y más aún, las miles de comunidades católicas constituyen una unidad. ¿Cómo puede suceder esto?
1 . Una respuesta concisa la ​​encontramos en el (Compendio del) Catecismo de la Iglesia Católica, que afirma: la Iglesia católica extendida en todo el mundo "tiene una sola fe, una sola vida sacramental, una sucesión apostólica única, una esperanza común, la misma caridad" (n. 161). Es una hermosa definición, clara, nos orienta bien. Unidad en la fe, en la esperanza, en la caridad; unidad en los sacramentos, en el Ministerio: son como pilares que apoyan y mantienen unidos el único gran edificio de la Iglesia.
Dondequiera que vayamos, incluso en la parroquia más pequeña en el último rincón de la tierra, está la única Iglesia; nosotros estamos en casa, estamos en familia, estamos entre hermanos y hermanas. ¡Y esto es un gran regalo de Dios! La Iglesia es una sola para todos. No hay una iglesia para los europeos, una para los africanos, una para los americanos, una para los asiáticos, una para los que viven en Oceanía, no, es la misma en todas partes. Es como en una familia: se puede estar muy lejos, esparcidos por todo el mundo, pero los profundos lazos que unen a todos los miembros de la familia permanecen intactos sea la que sea la distancia. Pienso, por ejemplo, en la experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro: en esa inmensa multitud de jóvenes en la playa de Copacabana, se podía oír hablar muchos idiomas, se veían rasgos muy diferentes entre sí, se encontraron diferentes culturas, y sin embargo había una profunda unidad, se formaba una única Iglesia, se estaba unido y se sentía.
Preguntémonos todos: yo como católico, ¿siento esta unidad? Yo como católico, ¿vivo esta unidad de la Iglesia? ¿O no me importa, porque estoy encerrado en mi grupo pequeño y en mí mismo? ¿Soy de aquellos que "privatizan" la Iglesia para su propio grupo, su nación, sus amigos? Es triste encontrar una Iglesia "privatizada" por este egoísmo y esta falta de fe. ¡Es triste! Cuando oigo que tantos cristianos en el mundo están sufriendo, ¿soy indiferente, o es como si sufriera uno de mi familia? Cuando pienso u oigo decir que muchos cristianos son perseguidos y hasta dan la vida por su fe, ¿esto toca mi corazón o no me llega? ¿Estoy abierto a aquel hermano o hermana de la familia que está dando su vida por Jesucristo? ¿Oramos los unos por los otros? Déjenme preguntarles, pero no respondan en voz alta, sino solo en el corazón: ¿cuántos de ustedes están orando por los cristianos que son perseguidos? ¿Cuántos? Cada uno responda en el corazón. ¿Rezo por aquel hermano, por aquella hermana que está en problemas, por confesar y defender su fe? ¡Lo importante es mirar más allá de su propio espacio, sentirse Iglesia, una sola familia de Dios!
2. Vayamos un poco más allá y preguntémonos: ¿hay heridas a esta unidad? ¿Podemos herir esta unidad? Lamentablemente, vemos que en el curso de la historia, incluso ahora, no siempre vivimos la unidad. A veces surgen malentendidos, conflictos, tensiones, divisiones, que la hieren, y entonces la Iglesia no tiene el rostro que nos gustaría, no manifiesta el amor, aquello que Dios quiere. ¡Somos nosotros los que creamos las heridas! Y si nos fijamos en las divisiones que aún existen entre los cristianos, católicos, ortodoxos, protestantes... sentimos el esfuerzo de mantener plenamente visible esta unidad. Dios nos da la unidad, pero a menudo tenemos dificultades para vivirla. Hay que buscar, construir comunión, educar a la comunión, a superar malentendidos y divisiones, comenzando por la familia, desde las realidades eclesiales, también en el diálogo ecuménico. Nuestro mundo necesita unidad, es un momento en el que todos necesitamos unidad, tenemos necesidad de reconciliación, de comunión y la Iglesia es la Casa de la comunión. San Pablo decía a los cristianos de Éfeso: "Los exhorto, pues, yo, prisionero por el Señor, a que vivan de una manera digna de la vocación con que han sido llamados, con toda humildad , mansedumbre y paciencia, soportándose unos a otros por amor, poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz" (4, 1-3 ).
¡Humildad, dulzura, nobleza, amor para mantener la unidad! Estos son los caminos, los verdaderos caminos de la Iglesia. Escuchémoslo una vez más. Humildad contra la vanidad, contra el orgullo; humildad, mansedumbre, paciencia, amor para mantener la unidad. Y Pablo continuaba: un solo cuerpo, el de Cristo que recibimos en la Eucaristía; un solo Espíritu, el Espíritu Santo que anima y continuamente recrea la Iglesia; una sola esperanza, la vida eterna; una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios, Padre de todos (cf. vv. 4-6). ¡La riqueza de lo que nos une! Y esta es la verdadera riqueza: lo que nos une, no lo que nos divide. ¡Esta es la riqueza de la Iglesia! Que cada uno se pregunte hoy: ¿hago crecer la unidad en la familia, en la parroquia, en la comunidad, o soy un hablador, una habladora. ¿Soy motivo de división, de malestar? ¡Ustedes no saben el mal que le hace a la Iglesia, a las parroquias, a las comunidades, el chisme! ¡Hacen daño! Los chismes hacen daño. ¡Un cristiano antes de chismear tiene que morderse la lengua! ¿Sí o no? Morderse la lengua: esto nos hará bien, porque la lengua se hincha y no pueden hablar y no pueden chismear. ¿Tengo la humildad de recomponer con paciencia, con sacrificio, las heridas a la comunión?
3. Finalmente, un último paso más en profundidad. Y, esta es una buena pregunta: ¿quién es el motor de esta unidad de la Iglesia? Lo es el Espíritu Santo que todos hemos recibido en el Bautismo y también en el sacramento de la Confirmación. Es el Espíritu Santo. Nuestra unidad no es principalmente el resultado de nuestro acuerdo, o de la democracia dentro de la Iglesia, o de nuestro esfuerzo para estar de acuerdo, sino que viene de Él que hace la unidad en la diversidad, porque el Espíritu Santo es armonía, siempre crea la armonía en la Iglesia. Es una unidad armoniosa en medio de tanta diversidad de culturas, lenguas y pensamiento. Y el Espíritu Santo es el motor. Por esta razón, es importante la oración, que es el alma de nuestro compromiso de hombres y mujeres de comunión, de unidad. La oración al Espíritu Santo, para que venga y realice la unidad en la Iglesia.
Pidamos al Señor: Señor, concédenos estar cada vez más unidos, de no ser nunca instrumentos de división; haz que nos comprometamos, como dice una bella oración franciscana, en llevar el amor donde haya odio, a llevar el perdón donde haya una ofensa, a llevar la unión donde hay discordia. Que así sea.
Traducido del original italiano por José Antonio Varela V.

El papa aconseja morderse la lengua para no murmurar, porque el chismerí­o hace mal

En la catequesis de la audiencia general Francisco habla sobre la unidad de la Iglesia

Ciudad del Vaticano, (Zenit.org) Rocío Lancho García | 1064 hitos

La unidad de la Iglesia ha sido el tema central en la catequesis de la audiencia general de hoy miércoles. Como ya es habitual, una gran multitud de peregrinos llegados de todas las partes del mundo esperaban al papa Francisco en la plaza de San Pedro. El santo padre ha salido en el jeep descubierto a las 9.50 y ha recorrido los pasillos para saludar y bendecir a los presentes. Durante este tiempo, un especial protagonismo tienen los niños, que el papa abrazaba con ternura.


A las 10.30 ha comenzado la catequesis del santo padre en la que ha hablado principalmente sobre la unidad de la Iglesia. Como ha recordado, aún en la diversidad de culturas, existe una unidad en la fe, en la esperanza y en la caridad. Del mismo modo que existe unidad en los sacramentos y en el ministerio, que son los pilares del edificio que es la Iglesia. Francisco ha comparado a la Iglesia con una familia, que aún estando lejos se siente unida.
Ha interrogado a los presentes sobre si rezamos y tenemos presentes a los cristianos que sufre o que son perseguidos sintiéndoles como hermanos. Y ha dado cuatro ideas sobre los verdaderos caminos de la Iglesia: humildad, dulzura, magnanimidad y amor para conservar la unidad.
Como ya lo ha hecho en otras ocasiones ha advertido que el chismerío hace mal a la Iglesia y aconseja que un cristiano antes de murmurar, debe morderse la lengua, porque de este modo se hincha y así no se puede hablar.
Para finalizar la catequesis, el obispo de Roma ha recitado algunos versos de la oración de san Francisco "que allí donde haya odio, ponga yo amor; 
donde haya ofensa, ponga yo perdón; 
donde haya discordia, ponga yo unión..."
Publicamos a continuación el resumen que el santo padre ha hecho de la catequesis en lengua española.
Queridos hermanos y hermanas
En el Credo profesamos la fe en "la Iglesia, que es una". En efecto, la Iglesia es única, aunque esté esparcida por todo el mundo y haya muchas diversidades. Lo hemos visto en la reciente Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro: tantos rostros, tantas lenguas, tantos lugares de proveniencia, pero una sola Iglesia, como una gran familia, unidos como hermanos en una misma fe y esperanza, en la caridad y en los sacramentos, en el ministerio apostólico instituido por Cristo. ¿Vivimos así, o estamos encerrados en nosotros mismos o en nuestro propio grupo? ¿Nos preocupamos por los demás, aunque estén lejos? ¿Rezamos por ellos, especialmente por los cristianos que están perseguidos? A veces surgen tensiones y conflictos que hieren la unidad de la Iglesia, pero somos nosotros quienes las provocamos. Y una de las cosas que más desunen a la Iglesia es el chismerío. Un cristiano no puede ser chusma, no puede andar hablando mal de otros. Le conviene primero morderse la lengua y después hablar mal de otros. Y por eso hay que fomentar siempre la comunión en todos los ámbitos de la vida para crecer en la unidad que Dios nos da, y también para favorecer el camino ecuménico. Y, como esta unidad no es fruto de acuerdos humanos, sino obra del verdadero artífice, el Espíritu Santo, hemos de pedirla con perseverancia en la oración.
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a la comunidad del Colegio Mexicano de Roma, a las peregrinaciones diocesanas de Tarazona, con su obispo Eusebio Hernández, y de Tortosa, con su obispo Enrique Benavent, así como a los demás grupos venidos de España, Argentina, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México y otros países latinoamericanos. Muchas gracias.
El texto completo de la Catequesis del papa puede leerse aquí

No abandona

INVOCATIO: El les será favorable y tendrá misericordia de Uds.
 
LECTIO Esd 9, 5-9. Aunque los judíos se han hecho culpables, Dios ha iluminado sus ojos y les ha dado un respiro en medio de la esclavitud. Tob 13, 2-4d. 5. 8. El les será favorable y tendrá misericordia de Uds. Lc 9, 1-6. Jesús da a sus discípulos todo poder y autoridad para expulsar toda clase de demonios, proclamar el Reino y sanar a los enfermos.
 
MEDITATIO: La esperanza es lo último que se pierde. Esdras entona una oración penitencial, reconocimiento de la maldad del pueblo, la deportación babilónica y el retorno al lugar santo para levantar la casa de Dios. El tono es de lamentación y de esperanza, de ruina y júbilo, pues Dios ha sacado a su pueblo de la marginación a la predilección, de la servidumbre a la libertad. La plegaria de Esdras narra cómo muy a pesar de las culpas probadas del pueblo, Dios se pone de su parte y derrama su misericordia. En unos cuantos renglones se revive la amargura y sequedad del desierto para culminar con un canto de alabanza al Dios liberador. Cualquiera diría que estaba todo perdido. Muchos vivieron la amargura de la deportación y en ella murieron. Pero Dios descubrió su poder de liberación y les mostró su rostro compasivo y les hizo ver que Él está presente en la dificultad más pendiente para salvarlos de la ruina, para reconducirlos a la luz, para restaurar sus murallas abatidas. En el fondo el mensaje es Dios nunca abandona. La experiencia del abandono en la vida del hombre es común. El niño de la calle, falta pan y agua, la quiebra de pareja, papá se ha ido, no hay trabajo, el salario no alcanza, lo dejó la novia. La palabra del Señor trasmitida por Esdras es de conforto y esperanza. El está ahí en todo el proceso, en la cumbre y en el abismo, en la bonanza y en el huracán, en tiempos de abundancia y de sequía, en la salud y en la enfermedad, en la comitiva de amigos y en la soledad depresiva; Él no falta a la cita ni en el éxito ni en la desventura. Y en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo único a salvar al mundo. Y en este gran contexto de contrastes y presencias de Dios, aparece Jesús en escena. Convocó a los doce y les dio poder y autoridad para expulsar a toda clase de demonios y curar toda suerte de enfermedades. Aquí está, de nuevo, el signo: Dios no abandona. Es tal el ansia que tiene de sanar, restaurar, salvar, intervenir en las contingencias de este mundo, que se reduplica en los discípulos. No hace falta dinero, ni provisiones, ni instrumentación alguna. Él suple, Él escoge las palabras del predicador, Él extiende la mano del que cura, Él interviene en la expulsión de los malos espíritus. Él lleva la batuta. Él no abandona jamás. El hombre del siglo XXI, acostumbrado al aplauso, al bienestar y al mundo fácil, tiene que descubrirlo a Él en el desamparo, la estrechez y la trabazón. A veces evidente, otras camuflado, Dios está ahí.

ORATIO: Señor, ¿cómo saber que eres tú cuando la enfermedad y el fracaso tocan mi puerta?¡Qué fácil es seguirte la pista en las cumbres! ¡Qué difícil en la cañada oscura, en la penumbra, en medio del temporal! Hazme sentir tu presencia, no me importa lo que venga, sólo quiero saber que estás tú. Si tú eres mi pastor, nada me falta.

CONTEMPLATIO:  No abandona
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ACTIO: Ejercicio de confianza. Ejercicio para tiempos difíciles: confiar. Confiar cuando se pierde la partida. Confiar cuando los dineros no alcanzan. Confiar cuando los amigos se han ido. Confiar cuando has emigrado por amor. Confiar cuando no hay remedio. Confiar desde lo pequeño, fiarse de corazón. Repetir a porfía a lo largo de la jornada: ”Jesús confío en ti”    

martes, 24 de septiembre de 2013

El Hijo del hombre, señor del sábado

Lucas 6, 1-5. Tiempo Ordinario. Lo importante es amar a Dios y su voluntad, con un corazón sencillo y verdadero.
Autor: María Cruz | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Lucas 6, 1-5


Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban y comían espigas desgranándolas con las manos. Algunos de los fariseos dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito en sábado? Y Jesús les respondió: ¿Ni siquiera habéis leído lo que hizo David, cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios, y tomando los panes de la presencia, que no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, comió él y dio a los que le acompañaban? Y les dijo: El Hijo del hombre es señor del sábado.

Oración introductoria

Señor, te alabo y te bendigo por todo lo que has hecho para nosotros. Gracias por tus dones. No permitas que una actitud farisaica me aleje de tu ley del amor. Que esta oración guíe mi día para amarte hoy más que ayer, porque sólo Tú eres digno de ser amado sobre todas las cosas.

Petición

Dios mío, te pido me concedas vivir con fidelidad el primer mandamiento de tu Ley que me manda amarte con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas.

Meditación del Papa Francisco

La Palabra de Jesús va al corazón porque es Palabra de amor, es palabra bella y lleva al amor, nos hace amar. Estos cortan el camino del amor: los ideólogos. Y también el de la belleza. Y se pusieron a discutir ásperamente entre ellos: "¿Cómo puede éste darnos de comer su carne?". ¡Todo un problema de intelecto! Y cuando entra la ideología en la Iglesia, cuando entra la ideología en la inteligencia del Evangelio, no se entiende nada.
Son los que caminan sólo por el camino del deber: es el moralismo de cuantos pretenden realizar del Evangelio sólo lo que entienden con la cabeza. No están en el camino de la conversión, esa conversión a la que nos invita Jesús: Y estos, por el camino del deber, cargan todo sobre las espaldas de los fieles. Los ideólogos falsifican el Evangelio. Toda interpretación ideológica, independientemente de donde venga -de una parte o de otra- es una falsificación del Evangelio. (S.S. Francisco, 19 de abril de 2013).

Reflexión

Jesús, caminando con los suyos, atraviesa un sembrado. Una jornada de normalidad en donde se dan cita el hambre, el cansancio y las preguntas sobre la Ley.

Comer las espigas en día de sábado suponía el esfuerzo de desgranarlas con las manos, y ese trabajo no estaba permitido hacer en sábado; por eso los celosos de la guarda de la Ley recriminan a los discípulos y se atreven a encararse con Jesús.

Si Jesús ha venido al mundo y se ha hecho uno entre los hombres es para decir al hombre que está salvado; que los mandamientos de "santificar las fiestas, no trabajar en sábado... son caminos por los que el hombre va a Dios, disposiciones que hacen encontrar al hombre la plenitud de su ser. La Ley por si misma no tiene sentido, es la pedagogía de Dios que ayuda al hombre a hacerse más humano y a la vez mas cercano a su fin.

Jesús es señor del sábado, está por encima de toda norma y quiere enseñar a los suyos que con un corazón libre todo es posible de realizar, porque lo importante es cumplir la voluntad de Dios con un corazón sencillo y verdadero. No podemos dejar que las cosas nos esclavicen, debemos usarlas para nuestra realización personal con la libertad de saber prescindir de ellas porque creemos que Dios es nuestro único todo, nuestra plenitud.

Propósito

Hacer una oración por las personas que critican a la Iglesia, y a sus pastores, para que encuentren el camino a su conversión.

...ir adelante con Jesús.

En su visita a la isla italiana de Cerdeña el domingo 22 de septiembre, a las 17,30, el Papa ya estaba en el estrado en donde por la mañana había encontrado al mundo del trabajo en la explanada del Largo Carlo Felice.

Después del saludo de dos jóvenes y las preguntas de otros presentes exclamó: “¿Parece que hay algunos jóvenes, o tantos? ¡Son tantos! Gracias por haber venidos tantos a este encuentro, verles me recuerda la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro: quizás algunos de ustedes estaban allá, pero muchos seguramente la han seguido por televisión e internet. Y fue una experiencia muy linda, una fiesta de la fe y de la fraternidad, que nos llena de alegría”.

“La misma alegría –añadió el Papa- que probamos hoy. Agradecemos al Señor y a la Virgen María, Nuestra Señora de Bonaria: es Ella que nos ha hecho encontrar aquí. ¡Récenle con frecuencia, que es una buena madre!”.

Y el papa volvió a citar el evan gelio de Emaús, cuando los discípulos se muestran desanimados porque las cosas no habían ido como ellos esperaban, encuentran al Señor. “Este es el primer punto la experiencia del fracaso” dijo.

“Lo dijeron vuestros portavoces, en donde la fe aparece un poco desteñida, se ven cristianos a veces cansados y tristes y muchos jóvenes después de la Confirmación se van”.

Y les recordó que “en las preguntas que me hicieron estaba esta experiencia: el sacramento de la confirmación” o deberíamos llamarlo dijo “el sacramento del adiós”.

Y el papa les interrogó:“Les quiero hacer una pregunta y cada uno la responda en su corazón. Piensen a las experiencia de fracaso que han experimentado, seguramente todos nosotros las tenemos”.

Sin esperanza, la tentación de la droga
Y les invitó a no desanimarse porque el “cristiano pesimista, que feo eso”. Porque la esperanza, prosiguió “es parte de vuestro ser. Un j oven sin esperanza ha envejecido demasiado rápido. La esperanza es parte de vuestra juventud. Si ustedes no tienen esperanza reflexionen seriamente”.

“¿Y cuando un joven pierde la esperanza dónde va a encontrar algo de paz? Ustedes saben de estos vendedores de muerte, que ofrecen una vía para cuando uno está triste sin esperanza, sin confianza. Por favor no le vendan su juventud a esos que venden muerte”.

Y precisó que “cuando digo esto quiero ser sincero, no vengo a vender una ilusión, hay una persona que pueden llevarte adelante, confía en Él porque Jesús no es una ilusión. Hay que confiar en Jesús, el Señor está siempre con nosotros” porque “está cerca de nuestros fracasos, de nuestra fragilidad de nuestros pecados, para transformarlos”.

La vocación del joven Bergoglio
“Quiero contarles -dijo el santo padre- una experiencia: hice el 60 aniversario del día en que sentí la voz de Jesús en mi corazón, y esto n o lo digo para que me hagan una torta aquí. Esto no lo olvido nunca. El Señor me hizo sentir fuertemente que tenía que seguir ese camino. Pasaron algunos años antes que esa decisión e invitación fuera definitiva. Fueron años con éxitos y alegrías, pero también de fracasos, de fragilidad y de pecado. 60 años en la vía del Señor, atrás de Él, siempre con Él”.

Y les preguntó a los jóvenes. “¿Por qué?, ¿porque me siento Tarzán que va adelante? No, porque también en los momentos más oscuros, del pecado, del fracaso he mirado a Jesús y nunca me ha dejado solo. Confiemos en Jesús, Él no nos desilusiona nunca, es un amigo fiel, este es mi testimonio. Vayan adelante”.

Y les recomendó: “Nunca dejen de ponerse en juego” y añadió “nunca lamentaciones, desánimo. Y nunca, nunca ir a comprar consolación de muerte, e ir adelante con Jesús. Él no nos desilusiona, y nos lleva siempre adelante”. Y concluyó: “Recen por mí, y que la Virgen les acompañe”.

Al concluir el encuentro con los jóvenes el santo padre fue al aeropuerto en donde partió de regreso a Roma y al Vaticano.

Mi madre y mis hermanos

 
INVOCATIO: Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor
 
LECTIO Esd 6, 7-8. 12. 14-20. Al retorno del exilio, los judíos concluyen la construcción del templo y celebran la pascua. Sal 121, 1-2. 3-5. Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor; ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. Lc 8, 19-21. La madre y los hermanos de Jesús son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.
 
MEDITATIO: Para los judíos la excepcionalidad del templo deriva de la concepción unánime de la morada física de Yahvé, el Dios de Israel. En efecto al leer la Sagrada Escritura, es el mismo Dios, en forma de columna de nube que acompaña a su pueblo en la travesía del desierto, el mismísimo que habita con ellos en la tienda de encuentro. El convencimiento es tan profundo y radical que en la plenitud de los tiempos, Juan presenta la encarnación del Verbo como un “poner su tienda entre nosotros”. El judío siempre ha vivido la religión en torno al templo como habitáculo de Dios. Por esta razón mientras existe algún tipo de edificación, la alegría es incontenida. El salmo 121 canta proféticamente el retorno de la deportación: ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. Y cuando ha faltado el templo, la alegría se torna tristeza, añoranza, golpes de pecho y muro de lamentación. Mientras que las sinagogas son muchas, el templo es uno. En el templo habita Yahvé y con Yahvé el pueblo está al seguro. Pero tendrá que venir Jesucristo para hablar de Dios como su Padre y del Espíritu que une por el amor al Padre y al Hijo. A lo largo y ancho del Evangelio se enfatiza la unicidad de Dios y la distinción de tres personas. En su infancia, Jesús hace constar a José y María que Dios es su Padre y él tiene que ocuparse de las cosas de su padre. La voluntad de su Padre es motivación para Jesús al punto de no comer y es también el camino rector de su vida; la voluntad del Padre se cumple por encima de toda circunstancia y vicisitud humana. Cuando María y los de su casa van a buscar a Jesús y no pueden entrar por el gentío, le mandan decir que afuera “están su madre y sus hermanos”. ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos, -pregunta-, “los que escuchan la palabra y la ponen por obra”. Esta frase no niega para nada los lazos de familia, sino que los afirma doblemente: por sangre y por cumplir el designio de Dios. Jesús está rodeado de hermanos, son los que escuchan, son los que practican, son su templo.

ORATIO: Señor Jesús, lo has dicho muy claro, allí donde está quien escuche tu voz, allí hay un templo sagrado. Y ahí donde tu voz sea puesta por obra, ahí está tu hermano. Quiero, Jesús, ser contado entre tus hermanos, dame pues, te lo ruego, la fortaleza de seguir el mandamiento de tu amor.

CONTEMPLATIO:  Mi madre y mis hermanos
 
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ACTIO: Incrementar en mi vida el sentido de familia, 4º mandamiento del decálogo. Amar a los padres y hermanos de modo que se supriman todas las diferencias y se unan en el amor y el servicio mutuo. Introducir el nuevo concepto cristiano de familia y hermandad. Los que escuchan y practican el Evangelio. Mis padres y mis hermanos han de ser doblemente padres y hermanos por el aire de familia y por el apellido que confiere la fe y el amor.     

Eucaristía y generosidad

Es el sacramento de la máxima generosidad de Dios, que nos llama e invita a nuestra generosidad con Él y con el prójimo.
Autor: P. Antonio Rivero LC | Fuente: Catholic.net

La generosidad es la virtud de las almas grandes, que encuentran la satisfacción y la alegría en el dar más que en el recibir. La persona generosa sabe dar ayuda material con cariño y comprensión, y no busca a cambio que la quieran, la comprendan y la ayuden. Da y se olvida que ha dado.

El dar ensancha el corazón y lo hace más joven, con mayor capacidad de amar. Cuanto más damos, más nos enriquecemos interiormente.

¿Con quién tenemos que ser generosos? Con todos. Con Dios. Con los demás, sobre todo con los más necesitados.

Manifestaciones de una persona generosa.

  • Sabe olvidar con prontitud los pequeños agravios.
  • Tiene comprensión y no juzga a los demás.
  • Se adelanta a los servicios menos agradables del trabajo y de la convivencia.
  • Perdona con prontitud todo y siempre.
  • Acepta a los demás como son.
  • Da, sin mirar a quién.
  • Da hasta que duela.
  • Da sin esperar.

    Hagamos ahora la relación eucaristía y generosidad.

    Generosidad, primero, por parte de Dios.

    Generoso es Dios que nos ofrece este banquete de la eucaristía y nos sirve, no cualquier alimento, sino el mejor alimento: su propio Hijo. Generoso es Dios porque no se reserva nada para Él.

    Generoso es Dios en su misericordia al inicio de la misa, que nos recibe a todos arrepentidos y con el alma necesitada. Generoso es Dios cuando nos ofrece su mensaje en la liturgia y lo va haciendo a lo largo del ciclo litúrgico.

    Generoso es Dios cuando considera fruto de nuestro trabajo lo que en realidad nos ha dado Él; pan, vino, productos de nuestro esfuerzo. Generoso es Dios cuando no mira la pequeñez y mezquindad de nuestro corazón al entregarle esa poca cosa, y Él la ennoblece y diviniza convirtiéndola en el cuerpo y la sangre de su querido Hijo.

    Generoso es Dios que nos manda el Espíritu Santo para que realice ese milagro portentoso. El Espíritu Santo es el don de los dones. Generoso es Dios cuando acoge y recibe todas nuestras intenciones, sin pedir pago ni recompensa. Generoso es Dios cuando nos ofrece su paz, sin nosotros merecerla.

    Generoso es Dios cuando se ofrece en la Comunión a los pobres y ricos, cultos e ignorantes, pequeños, jóvenes, adultos y ancianos. Y se ofrece a todos en el Sagrario como fuente de gracia.

    Generoso es Dios, que va al lecho de ese enfermo como viático o como Comunión, para consolarlo y fortalecerlo. Generoso es Dios que está día y noche en el Sagrario, velando, cuidándonos, sin importarle nuestra indiferencia, nuestras disposiciones, nuestra falta de amor.

    Generoso es Dios que se reparte y se comparte en esos trozos de Hostia y podemos partirlo para que alcance a cuántos vienen a comulgar. Es todo el símbolo de darse sin medida, sin cuenta, y en cada trozo está todo Él entero. Generoso es Dios que no se reserva nada en la eucaristía.

    Y en todas partes, latitudes, continentes, países, ciudades, pueblos, villas que se esté celebrando una misa, Él, omnipotente, se da a todos y todo Él. Y no por ser un pequeño pueblito escondido en las sierras deja de darse completamente. ¿Puede haber alguien más generoso que Dios?

    Segundo, generosidad por parte de nosotros.

    Aquí, a la Eucaristía, hemos venido trayendo también nuestra vida, con todo lo que tiene de luces y sombras, y se la queremos dar toda entera a Dios. Le hemos dado nuestro tiempo, nuestro cansancio, nuestro amor, nuestros cinco panes y dos pescados, como el niño del evangelio. Es poco, pero es lo que somos y tenemos.

    Hemos venido con espíritu generoso para dar, en el momento de las lecturas, toda nuestra atención, reverencia, docilidad, obediencia, respeto. En el momento del ofertorio hemos puesto en esa patena todas nuestras ilusiones, sueños, alegrías, problemas, tristezas. En el momento de la colecta se nos ofrece una oportunidad para ser generosos. En el momento de la paz se nos ofrece una oportunidad para saludar a quien tal vez está a nuestro lado y hace tiempo que no saludamos. Salimos con las manos llenas para repartir estos dones de la eucaristía.

    En fin, la Eucaristía es el sacramento de la máxima generosidad de Dios, que nos llama e invita a nuestra generosidad con Él y con el prójimo. Jesús eucaristía, abre nuestro corazón a la generosidad.



  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Antonio Rivero.

    Edificar sobre roca

    Lucas 6, 43-49. Tiempo Ordinario. Comienza a edificar sobre Su roca y deja que El arregle las cosas que a ti no te salen.
    Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net

    Del santo Evangelio según san Lucas 6, 43-49

    En aquel tiempo decía Jesús a sus discípulos: No hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca. ¿Por qué me llamáis: Señor, Señor, y no hacéis lo que digo? Todo el que venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en práctica, os voy a mostrar a quién es semejante: Es semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca. Al sobrevenir una inundación, rompió el torrente contra aquella casa, pero no pudo destruirla por estar bien edificada. Pero el que haya oído y no haya puesto en práctica, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin cimientos, contra la que rompió el torrente y al instante se desplomó y fue grande la ruina de aquella casa.

    Oración Introducción

    Señor, Señor, soy de esos que te llaman y no hacen lo que dices. Dame una fe fuerte, segura, que pueda dar frutos de bondad, así estaré construyendo mi vida sobre la roca firme de Tu Amor.

    Petición

    Dios mío, ayúdame a producir frutos buenos y abundantes.

    Meditación del Papa Francisco

    Apoyado en la esperanza, contra toda esperanza. También hoy, ante tantos cúmulos de cielo gris, hemos de ver la luz de la esperanza y dar nosotros mismos esperanza. Custodiar la creación, cada hombre y cada mujer, con una mirada de ternura y de amor; es abrir un resquicio de luz en medio de tantas nubes; es llevar el calor de la esperanza. Y, para el creyente, para nosotros los cristianos, como Abraham, como san José, la esperanza que llevamos tiene el horizonte de Dios, que se nos ha abierto en Cristo, está fundada sobre la roca que es Dios.
    Custodiar a Jesús con María, custodiar toda la creación, custodiar a todos, especialmente a los más pobres, custodiarnos a nosotros mismos; he aquí un servicio que el Obispo de Roma está llamado a desempeñar, pero al que todos estamos llamados, para hacer brillar la estrella de la esperanza: protejamos con amor lo que Dios nos ha dado. (S.S. Francisco, 19 de marzo de 2013).

    Reflexión

    Cristo nos enseña que la Misericordia de Dios es más fuerte que la dureza del pecado. Podríamos pensar, leyendo superficialmente este pasaje, que tendrían razón los que piensan en la "predestinación eterna", que si hemos nacido zarza no hay nada que hacer; por más que nos matemos trabajando por ser buenos, ¿para qué, si al fin y al cabo me condenaré? Soy árbol malo y no bueno. Estoy condenado a chamuscarme eternamente en el infierno.

    Pero esto sería tan absurdo como haber venido el mismo Verbo de Dios al mundo y haber sufrido tremendamente por unos pocos afortunados. A Dios no le importa dejar 99 ovejas por una que se le escapa del redil; a Dios no le importa esperar toda una vida por el hijo que se le ha ido de su casa; a Dios no le importa llenar de besos y celebrar con fiesta grande al que parecía muerto por el pecado.

    Nuestro Dios es un Dios de tremenda misericordia. Ya lo dice el mismo Cristo en el pasaje antes leído: ¿por qué me llamáis: "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo? El vino para que el hombre tenga vida eterna en El. El nos enseña el camino. De nuestra parte está el hacerle caso o no.
    Si eres un árbol malo, - pocos podemos gloriarnos de dar buenos frutos -, mira a Cristo, comienza a edificar sobre su roca, deja que El arregle las cosas, colabora activamente con la gracia. El lo hará todo, si le dejas. Y de zarza llegarás a ser deliciosa higuera. Darás frutos de salvación. Si Dios ya hubiera dispuesto quién se salva y quién no, habría mandado a sus ángeles a sacar la cizaña del trigo y a quemarla. Pero ha dejado el campo sin tocar porque espera tu respuesta a su amor. Está esperando que le des permiso para que edifique un grandioso palacio inamovible en la roca de su Corazón, y llegues a ser un delicioso árbol para los demás.

    ¿Podríamos ser tan obstinados en cerrar las puertas a un Dios que no se cansa de buscar a su oveja perdida?

    Propósito

    Empezaré a leer diariamente un pasaje del Evangelio para construir mi vida sobre la Palabra de Dios.

    Diálogo con Cristo

    Jesucristo, quiero iluminar mi vida con la luz de tu Palabra y conducirme en todo siguiendo tus criterios. Quiero construir mi vida con el cimiento fuerte de la oración, sólo así será una construcción que va prevalecer a pesar de las tempestades y dificultades que puedan surgir.

    Las bienaventuranzas

    Lucas 6, 20-26. Tiempo Ordinario. Salir de nuestros egoísmos para acercarnos a los otros; reír con los que ríen y llorar con los que lloran.
    Autor: María Cruz | Fuente: Catholic.net

    Del santo Evangelio según san Lucas 6, 20-26


    En aquel tiempo Jesús alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas». «Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto. ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas.

    Oración

    Gracias, Señor, por este momento de oración. Qué dicha y alegría el poder experimentar tu presencia, tu cercanía. Humildemente te pido, ¡ven Señor Jesús! Ilumina mi oración para que crezcan mi fe y mi fortaleza para saber escogerte siempre a Ti.

    Petición

    Jesús, dame la sabiduría para saber reconocer en dónde y cómo se encuentra la felicidad.

    Meditación del Papa

    El cardenal Claudio Hummes: un gran amigo, un gran amigo. Cuando la cosa se ponía un poco peligrosa, él me confortaba. Y cuando los votos subieron a los dos tercios, hubo el acostumbrado aplauso, porque había sido elegido. Y él me abrazó, me besó, y me dijo: "No te olvides de los pobres". Y esta palabra ha entrado aquí: los pobres, los pobres. De inmediato, en relación con los pobres, he pensado en Francisco de Asís. Después he pensado en las guerras, mientras proseguía el escrutinio hasta terminar todos los votos. Y Francisco es el hombre de la paz. Y así, el nombre ha entrado en mi corazón: Francisco de Asís. Para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la creación; en este momento, también nosotros mantenemos con la creación una relación no tan buena, ¿no? Es el hombre que nos da este espíritu de paz, el hombre pobre... ¡Ah, cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres! (S.S. Francisco, 16 de marzo de 2013).

    Reflexión

    Si miramos a nuestro mundo vemos gentes que son pobres, que pasan hambre, que sufren, que son excluidos y proscritos... y a nadie se nos ocurre llamarlos dichosos ni tampoco ellos mismos se sienten como tales. Por el contrario vemos gente rica, que disfruta de todas las comodidades posibles y goza el momento presente como si poseyera el mayor tesoro, y todo los miramos con cierta envidia y los calificamos como gente con suerte.

    ¿Cómo entender el Evangelio? ¿Dónde está el contraste? ¿Cómo explicar estas antinomias?
    El Evangelio es una fuerza revolucionaria que trastorna la mentalidad de este mundo presente; las personas que se dejan alcanzar por su influjo se abren a nuevas dimensiones y son capaces de descubrir la riqueza del compartir, de gozar la alegría de la entrega, de experimentar la paz en medio del desconcierto...

    Todos necesitamos hacernos pobres de ambicionar cosas superfluas; salir de nuestros egoísmos para acercarnos a los otros; reír con los que ríen y llorar con los que lloran.

    Propósito

    Que mi cercanía y apoyo a una persona que sufre, le haga experimentar el amor de Cristo.

    Diálogo con Cristo

    Dios de cielos y tierra que alimentas los pájaros del campo y no olvidas nada de lo que has creado, te pido por todos los hombres que pasan hambre para que descubran en tu Palabra la fuerza que los conforte y encuentren hermanos que sacien su necesidad.

    ¿Cuál es mi burbuja?

    Individuar cuál es mi burbuja sirve para redimensionar hechos e ideas
    Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net

    De mil maneras nos dejamos rodear por burbujas del alma.

    Algunas burbujas vienen desde fuera, impuestas por personas o por acontecimientos. Un accidente, una calumnia, una crisis económica, un problema en la familia, crean una atmósfera más o menos enrarecida que afecta nuestro modo de pensar, de sentir, de amar.

    Otras burbujas nacen desde uno mismo. Todo lo que hacemos o dejamos de hacer, lo que pensamos, lo que sentimos, alimenta el aire interior con alegrías o con tristezas, con esperanzas o con miedos, con amores o con odios.

    Por eso vale la pena preguntarnos: ¿cuál es mi burbuja? ¿Qué ambiente envuelve mi alma? ¿Qué condicionamientos me asfixian o me exaltan? ¿Qué ideas y que hechos han sitiado mi corazón?

    Individuar cuál es mi burbuja sirve para redimensionar hechos e ideas a las que a veces damos una importancia excesiva que no merecen. También nos permite descubrir que otros hechos o ideas han quedado marginados, cuando desde ellos podríamos entrar en burbujas sanas, buenas, positivas.

    Es casi imposible vivir sin burbujas. Algunos no son capaces de escoger su burbuja, porque su psicología está enferma y viven encadenados a mecanismos mentales que los arrastran, sin casi poderlo evitar, de un sitio a otro.

    Otros han escogido burbujas malas, negativas, llenas de oscuridad, que provocan daños en uno mismo y en quienes viven a su lado. Son burbujas que les llevan a ver sólo oscuridades, a pensar desde el odio y hacia el odio, a encerrarse en la avaricia, a sumergirse en la envidia y en el afán por destruir la fama de otros desde un corazón lleno de rencores malsanos. A pesar de la situación en la que se encuentran, en esas personas perviven todavía capacidades y energías interiores suficientes para reconocer sus errores, para acoger la ayuda de Dios, para cambiar de perspectiva, para abrirse a horizontes y burbujas buenas.

    Afortunadamente, hay muchos hombres y mujeres que, desde la ayuda de amigos buenos, desde pensamientos sanas, desde la acción de Dios en las almas, son capaces de sumergirse en burbujas positivas. Desde ellas no cerrarán los ojos ante males reales o ante injusticias que deben ser superadas. Al contrario, sabrán afrontar la propia vida con un deseo sincero y bueno para pensar en positivo, para acoger las gracias del cielo, para convertirse en trabajadores incansables en un mundo que necesita hombres y mujeres de esperanzas.

    lunes, 23 de septiembre de 2013

    Ley, templo y luz

     
    INVOCATIO: Grandes cosas hizo el Señor por nosotros
     
    LECTIO Esd 1, 1-6. Convocación universal para construir el templo de Jerusalén. Sal 125, 1-6. Grandes cosas hizo el Señor por nosotros. Lc 8, 16-18. No se puede servir a dos señores; no se puede servir a Dios y al dinero.
     
    MEDITATIO: Inicia el libro de Esdras con la narración de una convocación universal de los judíos para subir a Jerusalén, la ciudad santa, asentada sobre el monte Moria. El propósito es reconstruir el templo con plata, oro, bienes y objetos preciosos. El templo significaba la morada de Dios entre humanos. Habría de ser una luz sobre la montaña para iluminar la tierra entera. Los judíos se encontraban desterrados en Babilonia, en la peor etapa de su historia. La visión que se le da a Ciro, rey de Persia, sirve de pretexto para el retorno de los judíos a su tierra santa. Nadie entonces se podría haberse imaginado el regreso a casa, ni menos la reconstrucción del templo que había sido destruido por Nabucodonosor. Tuvieron que pasar 500 años para la aparición del Templo de Herodes. De cualquier modo, el monte Moria, escogido por Abraham para cumplir el sacrificio de Isaac, ha sido el lugar predestinado para colocar el Tabernáculo que contenía la Torá, luz en la vida de Israel. Jesús toma pie de este macro acontecimiento para aplicarlo a una realidad casera y familiar. Las casas de los judíos en tiempo de Jesús eran de una sola habitación y se iluminaban con una lámpara colocada sobre un celemín. La luz se coloca en el candelero para iluminar toda la vivienda y vean todos los que están en casa. En otro pasaje el Señor dirá que él es la luz. Reconstruyendo el rompecabezas, de igual modo que la los pliegos de la ley de Moisés se guardan en el templo e iluminan la vida del judío, así Jesús desde lo alto de la cruz es constituido la luz que ilumina el camino y la vida del cristiano. Para completar la imagen hace falta remontarse a los tiempos anteriores a la electricidad e inmersos en la oscuridad del ambiente colocar una luz más potente que la luna o el sol y que extienda sus rayos a toda la creación. Jesús es el templo, la casa de Dios y la luz que ilumina el planeta Tierra. Aún cuando en algunos casos la vida de algunos sea oscura, parda y turbia, Jesús arroja un destello sobre todo ser humano que ilumina y explica la vida como venida de Dios y a Él retornable.
    ORATIO: Eres, Señor, luz en mi tiniebla, compañía en mi soledad, alegría en mi tristeza, claridad en mi confusión. Te alabaré por los bienes que me das, por haberme puesto en este mundo portentoso y amable, por iluminar mi camino a todas horas, luz sobre toda luz.
    CONTEMPLATIO:  Ley, templo y luz
     
    ACTIO: Ejercicio de amor a la ley de Cristo. Tener a Cristo como luz o como criterio de vida, significa preguntar qué dice Jesús de cada una de las escenas de la vida real: que dice del amor, del matrimonio, de la familia, de la crisis del amor y de la restauración en el amor. La luz de Cristo debiera iluminar todo rincón oscuro para vivir siempre bajo su ley, en el amor.     

    No hay nada oculto

    Lucas 8,16-18. Tiempo Ordinario. Todo lo que tengo es don y gracia recibida, destinada a iluminar mi camino y el de los demás.
    Autor: Comunidad de Carmelitas Descalzas de Toro | Fuente: Catholic.net

    Del santo Evangelio según san Lucas 8, 16-18

    En aquel tiempo Jesús dijo a la muchedumbre: «Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de un lecho, sino que la pone sobre un candelero, para que los que entren vean la luz. Pues nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que no venga a ser conocido y descubierto. Mirad, pues, cómo oís; porque al que tenga, se le dará; y al que no tenga, aun lo que crea tener se le quitará».

    Oración

    Señor, ayúdame a hacer esta meditación con un corazón desprendido, consciente que todo lo que tengo es don y gracia recibida, destinada a iluminar mi camino y el de los demás. Me pongo ante tu presencia, ¡ven Espíritu Santo!

    Petición

    Señor Dios, que sepa superar toda dificultad, temor o tribulación que me aparte de cumplir mi misión de ser luz para los demás.

    Meditación del Papa Francisco

    Esto tiene una consecuencia en nuestra vida: despojarnos de tantos ídolos, pequeños o grandes, que tenemos, y en los cuales nos refugiamos, en los cuales buscamos y tantas veces ponemos nuestra seguridad. Son ídolos que a menudo mantenemos bien escondidos; pueden ser la ambición, el carrerismo, el gusto del éxito, el poner en el centro a uno mismo, la tendencia a estar por encima de los otros, la pretensión de ser los únicos amos de nuestra vida, algún pecado al que estamos apegados, y muchos otros. Esta tarde quisiera que resonase una pregunta en el corazón de cada uno, y que respondiéramos a ella con sinceridad: ¿He pensado en qué ídolo oculto tengo en mi vida que me impide adorar al Señor? Adorar es despojarse de nuestros ídolos, también de esos más recónditos, y escoger al Señor como centro, como vía maestra de nuestra vida. (S.S. Francisco, 14 de abril de 2013).

    Reflexión:

    ¿Qué es esto de que al que tiene se le dará? Si ya tiene para qué darle mas. ¿ y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener? Es una injusticia quitarle lo poco que tiene. ¿Cómo entender esta enseñanza evangélica?

    Quién vive seguro en sus cosas pensando que con comer y vestir tiene resuelta su vida, ahí mismo se queda atrapado y poco a poco se va ahogando en su propio egoísmo. Es como el que teniendo dinero en el banco se fía de los intereses y se dedica a gastar; si no hace ingresos , poco a poco el dinero se agota y pierde lo que tenía.
    Por el contrario una persona que vive de los valores del espíritu, que goza compartiendo su tiempo y su dinero con los hombres, su vida se carga de densidad, sus fuerzas se renuevan y todo parece renacer cada día.

    Es cuestión de jugar a la banca rota del AMOR: dando te enriqueces; cuanto más te entregas más te posees. Es la paradoja del evangelio: morir para nacer; servir para reinar; dar para recibir...

    Propósito

    Vivir los valores del espíritu, gozar compartiendo mi tiempo y dinero con los demás.

    Diálogo con Cristo

    Señor Jesús, que viniste a luminar el mundo, te pedimos quieras acogernos en el esplendor de tu verdad para que guiados por tu luz caminemos siempre en la paz y podamos servir a nuestros hermanos con amor