Madrecita mía y Señora mía, quiero consagrarte todos mis pensamientos, palabras y obras. Concédeme imitar tu vida de oración, desprendimiento de las cosas y cercanía de tu Hijo, Jesucristo. Forma mi mente, mi sensibilidad y mi corazón como lo hiciste con Jesús. Dile cuánto lo amo y me empeño por darlo a conocer. Gracias, Madre mía por todas tus bendiciones, por acompañarme en la dificultad y educarme para Cristo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario