INVOCATIO: Grandes cosas hizo el Señor por nosotros
LECTIO Esd 1, 1-6. Convocación universal para construir el templo de Jerusalén. Sal 125, 1-6. Grandes cosas hizo el Señor por nosotros. Lc 8, 16-18. No se puede servir a dos señores; no se puede servir a Dios y al dinero.
MEDITATIO: Inicia el libro de Esdras con la narración de una convocación universal de los judíos para subir a Jerusalén, la ciudad santa, asentada sobre el monte Moria. El propósito es reconstruir el templo con plata, oro, bienes y objetos preciosos. El templo significaba la morada de Dios entre humanos. Habría de ser una luz sobre la montaña para iluminar la tierra entera. Los judíos se encontraban desterrados en Babilonia, en la peor etapa de su historia. La visión que se le da a Ciro, rey de Persia, sirve de pretexto para el retorno de los judíos a su tierra santa. Nadie entonces se podría haberse imaginado el regreso a casa, ni menos la reconstrucción del templo que había sido destruido por Nabucodonosor. Tuvieron que pasar 500 años para la aparición del Templo de Herodes. De cualquier modo, el monte Moria, escogido por Abraham para cumplir el sacrificio de Isaac, ha sido el lugar predestinado para colocar el Tabernáculo que contenía la Torá, luz en la vida de Israel. Jesús toma pie de este macro acontecimiento para aplicarlo a una realidad casera y familiar. Las casas de los judíos en tiempo de Jesús eran de una sola habitación y se iluminaban con una lámpara colocada sobre un celemín. La luz se coloca en el candelero para iluminar toda la vivienda y vean todos los que están en casa. En otro pasaje el Señor dirá que él es la luz. Reconstruyendo el rompecabezas, de igual modo que la los pliegos de la ley de Moisés se guardan en el templo e iluminan la vida del judío, así Jesús desde lo alto de la cruz es constituido la luz que ilumina el camino y la vida del cristiano. Para completar la imagen hace falta remontarse a los tiempos anteriores a la electricidad e inmersos en la oscuridad del ambiente colocar una luz más potente que la luna o el sol y que extienda sus rayos a toda la creación. Jesús es el templo, la casa de Dios y la luz que ilumina el planeta Tierra. Aún cuando en algunos casos la vida de algunos sea oscura, parda y turbia, Jesús arroja un destello sobre todo ser humano que ilumina y explica la vida como venida de Dios y a Él retornable.
ORATIO: Eres, Señor, luz en mi tiniebla, compañía en mi soledad, alegría en mi tristeza, claridad en mi confusión. Te alabaré por los bienes que me das, por haberme puesto en este mundo portentoso y amable, por iluminar mi camino a todas horas, luz sobre toda luz.
CONTEMPLATIO: Ley, templo y luz
ACTIO: Ejercicio de amor a la ley de Cristo. Tener a Cristo como luz o como criterio de vida, significa preguntar qué dice Jesús de cada una de las escenas de la vida real: que dice del amor, del matrimonio, de la familia, de la crisis del amor y de la restauración en el amor. La luz de Cristo debiera iluminar todo rincón oscuro para vivir siempre bajo su ley, en el amor.
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