El señorío del Espíritu
INVOCATIO: El hombre de corazón puro, recibirá la bendición del Señor.
LECTIO: Rom 7,18-25. Ya no hay condenación para los que viven unidos a Cristo Jesús. Nuestra carne tiende a la muerte, El espíritu a la vida y a la paz. Sal 23,1-6. Del Señor es la tierra y cuanto la llena; el orbe y todos sus habitantes. Lc 13,1-9. La parábola de la higuera estéril. El dueño ordena: córtala; el viñador pide prorroga.
MEDITATIO: La carta a los romanos no se termina nunca. Es una joya de la literatura de todos los tiempos. Compendio de moral, religión y drama de amor. San Pablo saca la espada y arremete contra las tendencias de la carne y se pone bajo el señorío del Espíritu. La guerra está declarada. No es contra el cuerpo sino contra la sumisión de hombre al capricho de la carne. Es mejor dejar de ser lo que era y pasar a ser lo que no era. Se muere al pecado en orden a vivir para el Señor Jesús bajo el dominio del Espíritu. La vida de pecado mata y la muerte al pecado da vida. Morir a la autoridad de la carne para vivir por el Espíritu. Lo carnal tiende a la muerte mientras lo espiritual a la vida y a la paz. ¿Cómo puede ser que lo que Dios creó con tanto amor y tanta belleza, el cuerpo humano, se convierta en ocasión de pecado y de muerte? Al inicio no era así, pero por la desobediencia de Adán que todo ser humano replica, entró el pecado en el cuerpo y con el todas las inclinaciones bajas, la pereza irresponsable, la comodidad desmedida, el derroche material, el placer desenfrenado, la lujuria, la vanidad egoísta. Sólo un enviado de Dios con un mismo cuerpo pecador, Jesús, podría liberar al hombre de esas cadenas. El capítulo 13 de Lucas, bajo la sombra de las parábolas acostumbradas, narra el incidente de la higuera estéril. Imposible no ver en el dueño de la vid a un Dios justiciero y cansado de la maldad humana y su consecuente esterilidad. ¡Que la corten! Al fuego con ella. ¿Para que está ocupando un terreno de balde? ¡Fuera de aquí! Pero más imposible sería no ver en la figura del viñador en la persona del Redentor. La vid es el mundo, el dueño es el Señor Dios, Creador de todo el universo. La higuera es todo hombre entregado al dominio de la carne. El viñador es el Señor Jesús compadecido y comprometido con la suerte de la viña. "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto”. Yo haré que todas las higueras de mi viña vivan bajo el señorío del Espíritu que habita en ellas por el bautismo. Y mientras tanto en algún lugar de este mundo, echando una mirada somera, se ve al hombre todavía sin entender la parábola. Noticias terribles como el tsunami, el terrorismo, las guerras, el hambre, la violencia, el crimen, los atentados, el narcotráfico, la inseguridad callejera, los atracos a plena luz del día.., y un largo etcétera. ¿Será que el hombre necesita otra buena lección de un Pablo? ¿Será que la humanidad requiere una segunda venida urgente del Señor Jesús?
ORATIO: Espíritu Santo, soy creatura habitada por ti. De mil amores quiero y decido dejarme llevar por ti, actuar conforme a tus inspiraciones, rechazar los impulsos y obras del demonio, el mundo y la carne. Gracias te doy por regalarme vida, por luchar en mí, contra el pecado, por llamarme a la resurrección. Señor Jesús, te pido que abogues por mí ante Dios Padre bueno y misericordioso.
ACTIO: Ejercicio del espíritu. Escribe a vuelapluma sobre en dos columnas. En una, las tendencias buenas y nobles del Espíritu de Dios en ti. En la otra las tendencias bajas del mundo y de la carne. La guerra está declarada. Eres bautizado y estás bajo el señorío del Espíritu. Traza tu programa y estrategia de batalla.
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