martes, 15 de octubre de 2013

Por dentro y por fuera


Por dentro y por fuera
INVOCATIO: A toda la tierra alcanza su pregón.
LECTIO: Rm 1,16-25. Pablo denuncia a los romanos; por jactarse de sabios se volvieron estúpidos. Adoraron las creaturas en vez del Creador. Sal 18,2-5. El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos.Lc 11,37-41. Jesús es criticado por su anfitrión de no hacer las abluciones prescritas. El anfitrión, a su vez, de limpio por fuera y lleno de rapiña por dentro.  
MEDITATIO: Inicia la carta de Pablo a los Romanos con una denuncia. Pablo se ha distanciado mucho del espíritu romano. Un pueblo para entonces en apogeo político y decadencia moral. Brillantes, dominadores, disciplinados por fuera; corruptos, mujeriegos y desenfrenados por dentro.  No tardará en desmoronarse porque han cambiado al Dios incorruptible por una representación corruptible, la Verdad por la mentira, al Creador por la creatura. Pablo se convierte en el profeta de la desventura del imperio. No caerá porque vendrá otro más fuerte, no. La ruina vendrá de su estupidez. Desoyeron el mensaje de Dios presente en toda la creación. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su palabra. No se puede desafiar la metafísica. Sin Dios nada se sostiene y tarde que temprano cae en la ruina. El mismo achaque y la misma cantaleta trae el Señor Jesús en contra del fariseísmo y los amantes de la letra sin espíritu, los amantes de la pulcritud exterior aunque por dentro haya carroña. El conflicto entre los fariseos y el Maestro se ha subido de tono. Si se hacían invitar a la mesa, se puede deducir que entre los Fariseos y Jesús había cordialidad y buen trato, pero mismo les permitía criticarse en buen plan. Esta vez en Fariseo de los de más cercanía invita al Señor a casa y a la primera nota que su huésped distinguido no cumple con las abluciones prescritas. Los fariseos sobresalían por su disciplina y educación social. Dividían la jornada en tres partes iguales de ocho horas: el trabajo comedido para sostener la familia; la religión para enseñar al populacho la observancia de la ley y las usanzas de los mayores; el descanso. Los fariseos tenían normas rígidas para todo: el comportamiento en el hogar, el modo de vestir, el apego a la letra de la ley que dejó Moisés. Entre las prescripciones ordenadas por la ley, estaban las abluciones o lavatorio de las manos y los pies, así como de las vasijas y platos antes de comer. De ahí la crítica del fariseo. Por su parte, Jesús ya no tiene reparos, ni se anda con lindezas para con su anfitrión. Los fariseos se limitan a un cumplimiento vacío de la ley, sin pureza interior y por eso no son lo que la gente ve. Limpios por fuera, pero su interior está lleno de rapiña y carroña. ¡Palabras pesadas! Así pasa cuando el apuro es más por el traje y la corbata que por la bondad de corazón. Jesús habla al hombre del siglo XXI, capaz de maravillosos descubrimientos científicos, pero incapaz de adentrarse en los secretos de la naturaleza. En las páginas de los periódicos se apiñan crónicas de rapiñas y de crímenes, pero pocas veces se describen los colores de una mariposa, los perfumes de las flores, las melodías de los pajarillos. ¿No será que se da mucha importancia a la fachada, a la imagen externa y se descuida el interior, la sustancia, el espíritu?

ORATIO: Jesús, limpia mi alma y purifica mi corazón para que sea el interior lo que se vea en mí. Borra mi pecado, perdona mi culpa y lávame por dentro para ofrecerte una digna morada. No soy digno de que vengas bajo mi techo, pero deseo que te hospedes en mi casa. Que no hable mi boca sino mi corazón. Que no se exprese mi mente sino tu presencia en mí. Que no se exterioricen sino los deseos y sentimientos que Tú has puesto en mí.

ACTIO: No vivas de dientes para afuera ni de tejas para abajo. No te pierdas en reglas, normas, prescripciones, leyes exteriores. Disfruta tu interioridad y exprésala. En el saludo, ve más allá de los “buenos días”; en la conversación no te quedes en “qué frío hace hoy”; en el trabajo no cierres la ventana del Facebook sólo porque está el patrón; cuando estás en casa apaga la tele y ponte a conversar de tus ilusiones, planes, anhelos, deseos más íntimos.  En la oración aleja de ti los resentimientos, los rencores, las quejas. Explota tu corazón.


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