viernes, 11 de octubre de 2013

Carrera a Dios


INVOCATIO: Feliz el que pone su confianza en el Señor
LECTIO: Mal 3,13-20. Malaquías expresa el prejuicio común de los judíos: es inútil servir a Dios; prosperan los que hacen mal. Sal 1,1-4.6. Feliz el que pone su confianza en el Señor y no sigue el camino de los malvados. Lc 11,5-13.Los frutos de la oración ejemplificados en el amigo inoportuno.
MEDITATIO: Malaquías es el último de los profetas del exilio. Nacido en casa ajena, tiene que vérselas con la arrogancia del pueblo judío. Entre las preguntas que formula el libro se evidencia el colmo de la desfachatez y de la queja amarga. Un pueblo amado, preferido, anhelado y perseguido por Yahvé, ¡cómo puede ser tan ingrato! ¿Vale la pena seguir a Dios cuando parece que quien no lo hace tiene todo asegurado; la mesa puesta, la cama arropada, el bienestar por delante? Casi nunca los observantes de la ley tienen el respaldo de la comodidad y la riqueza, más bien es todo lo contrario, por eso existe siempre la tentación de la protesta. Se sabe que quien tiene a Dios en su interior y siente su presencia, no le puede faltar nada, pues tiene dentro a Quien ha hecho todo lo exterior. Lo que sucede es que el trato familiar e íntimo con Dios por la oración y la fe dejan el exterior intacto pero transforman el interior en un cielo maravilloso e incomparable. Malaquías habla de creyentes sin fe, de privilegiados inconformes, de elegidos amargados; del pueblo de Dios sin Dios. Su oración se volvió burla y queja. Parecen dichosos los malvados y a los impíos les va bien. ¿Cómo es eso? Siempre fue así en el tiempo y así es en el siglo XXI. ¿Para qué trabajar tanto si en diez minutos se puede robar un vehículo? ¿Para qué esforzarse tanto si como neófito en las redes del narco se cumple todo deseo en la tierra? Pero no será así al final de los tiempos. Dios Padre se compadecerá de todos, -comenta el profeta-, y quemará todo mal y toda perversidad en el horno ardiente de su justicia. Así lo asegura Malaquías y así lo describe Lucas en su Evangelio. Jesús imagina a un amigo inoportuno e intenso, en el instante de pedir un favor a quien ya está recostado y su casa en el silencio de la noche. Jesús asegura que si no es por amistad, al menos por la importunidad, le dará al amigo cuanto desee. Lo mismo ocurre con Dios Padre de todos. No puede negarse a la oración del hijo. Tanto Malaquías como Jesús hablan de Dios como un Padre compasivo y atento. Es raro, pues el Judío clásico no se dirige en la oración a un Padre; más bien se enfrenta a Yahvé, al Señor de los Ejércitos, a un Dios terrible y justo. La venida del Niño Jesús trae al planeta Tierra también a un Dios Padre. Para el Cristiano Dios es Padre, es Hijo y es Espíritu Santo. Entra a la familia, dialoga en oración, trabaja en el taller, se hace viandante en los caminos y lo mejor de todo hace del alma, su propia habitación. Por eso, ¡feliz el que pone su confianza en el Señor! No importa si los dineros no alcanzan, si los amigos se han ido, si las instituciones sociales han quebrado, si la salud flaquea.., está Él. Correr a Dios sin importar las circunstancias.

ORATIO: Jesús, tú me has enseñado a confiar contra toda esperanza porque tú eres bueno y jamás me darías una serpiente si te pido un pez, ni un escorpión por alimento. ¡Dame hoy tu Espíritu Santo! Cuando te pida amor en la soledad, fortaleza en mi debilidad, acierto en la confusión, salud en mi enfermedad, seguridad en el peligro, dame tu Espíritu Santo y será lo mejor.

CONTEMPLATIO:  Carrera a Dios Image and video hosting by TinyPic

ACTIO: Orar, encontrarte con Dios Padre, tener por cierto que lo que Dios más anhela es ver la sonrisa del hijo. Descubrir al Padre para pedir el don del Espíritu Santo por encima de la salud, de la superación de un examen, de la seguridad en el viaje, del éxito de una operación, de un mejor salario, de...  

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